QUINCE
Naciste con
el pecado original
te vistieron
de holanes y moños,
tú sólo en
color rojo, ellos todo de blanco.
En tu alma
podrida tatuaron
el estigma
dela letra “T” .
Tabú, tapujo,
tiranía, tortura, torcido,
travesti,
transexual, trabajador sexual,
traicionado,
turbio y algunos te quieros.
Hoy desfilas
en la bruma de la incertidumbre
no hay
chaperones ni baile coreográfico.
A tu paso
triunfante sin música
las luces se
van fundiendo una a una
llevas
puesto el collar de la discriminación.
Te gritan
promiscuo, sucio, asesino
los muertos
de miedo,
los de tu
misma especie.
Cargas con
la tertulia de tus demonios
para
dejarlos en cuerpo ajeno.
Como medusa
llena de víboras retorcidas
de mal y
enfermedad llevas tu cabellera
al que toca con la muerte lenta,
rompes el
futuro y tiñes la marca
de los
rechazados , de los mártires,
de los
olvidados y los despreciados.
Inquilino indeseable
que moras en silencio
mientras carcomes
las paredes
derribas
imperios y los vuelves a levantar
de la mano caminas
con los poderosos
su lacayo
eres, asesino a sueldo.
Matas al
mismo espanto de la noche
eres motivo de la soberbia del sano
y flagelo del enfermo
entregas tu
botín al amo que te inventó.
Humillado y
derrotado es el nombre del juego
maestro del
engaño matas a traición
a mí me
tienes en tu muerte chiquita.
Extraño tu
golpe asesino, certero y fatal
en los ecos de
la vigilia escucho vulgares risotadas
cuando a tu
nueva víctima derribas al abismo
quince velas
celebran solas
quince velas
te he encendido
para ver si
solito te quemas.
Quince, cursi
quince, eso eres hoy.
Eduardo
Sastrías
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