Sunday, November 05, 2006


Equipaje


Quiero llevarme la fachada de Catedral con sus santos y sus frailes y la fuente de San Miguel, las tortitas de Santa Clara y los dulces de la reina, el templo de San Francisco con su capilla del Rosario y la Casa del Alfeñique y la de los Muñecos también. Me quiero recargar en la puerta del edificio que fuera mi “Alma Mater” mientras mis oídos se llenan con las campanas que anuncian la misa de siete en San Juan Bautista. Me quiero envolver en el incienso de los santos que recuerda a los muertos mientras me sostengo en una herrería con pilares del siglo XVIII. Me quiero llevar la Talavera y los chiles en nogada de la fonda de Santa Anita y perderme en el barrio de los sapos o sentarme en el barrio del artista.
Me quiero llenar de color y de macetas colgando de balcones que siempre me vieron pasar y cansarme de andar en las calles empedradas hasta que se queden conmigo. Me quiero perder entre la vendimia del Parian y llevarme el olor a viejo del Convento del Carmen e iluminar mi cara con el reflejo del vitral del Pasaje y cargar mi maleta con lo que una vez me prestaron para llenar el vacío de mi corazón.
Escuchar el eco de los rezos y oler el humo de las velas del “Señor de las Maravillas” y pararme frente al edificio de Correos a comer un “borrachito”
Irremediablemente me he de poner a rezar ante la Virgen del Rosario implorándole me clave no a la cruz sino al suelo de esta tierra y me iré pidiendo un milagro mientras me siento en una banca olvidada cerrando mis ojos, esos que se quieren poner a llorar y que he de contener para que no empañen el momento único y vuelvan a un pasado que ya ha dejado de existir pero que aún duele en las entrañas su ausencia.
Me he perdido entre la gente jugando a que soy uno de ellos y quiero comer pollo con pipían en la casa de un buen amigo a las dos de la tarde y emborracharme con tres “pasitas” para olvidarme por un momento que esto sólo existe en mi corazón.
Quiero subirme a la Pirámide de Cholula y mimetizarme con los ángeles del Templo de Tonanzintla, comer también los duraznos en almíbar de Huexotzingo y por la noche dormir arrullándome al ritmo de las campanas de iglesias que gimen y gritan a Dios mientras un tren que atraviesa San Pedro se despide con su canto del día que ha quedado atrás.
Llevarme el Popocatepetl y el Ixtazihuatl que viven en un coloquio eterno.
Las calles de Analco, la China Poblana. y los Fuertes de Loreto.
Y finalmente cerrar mi maleta sabiendo que no hay más camino que el que va hacia delante y que lo que venga siempre será en algún momento un recuerdo
.

1 Comments:

Anonymous Anonymous said...

WOW! Lalique querido, me hiciste querer más a Puebla de los Ángeles (eres uno de ellos). Gracias por el texto... seguro que volveré a agradecerte en cuanto lea más.
Un beso.

Saturday, 18 November, 2006  

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