Thursday, March 07, 2013

MUJER



Enseñada a  servir, a ser la “esclava del Señor “desde tiempos inmemorable vive inmersa  y como la gran propagadora de la religión que paradójicamente la discrimina y la segrega a una posición servil en la que se confunden la ética y la moral con la sumisión. Por otro lado es la mujer fálica (Freud)  a quien sólo le interesa ser poseedora del hijo (como símbolo del falo = poder) para manipularlo y convertirlo en el macho que perpetuará su propio martirio.
La mujer ambivalente, polifacética, voluble y visceral que soporta su valentía con el empuje de las hormonas las mismas que en muchas de las  ocasiones opacan su sabiduría, se enfrenta al reto del siglo XXI, un siglo  marcado por la ambigüedad, la violencia y la corrupción.
La mujer enemiga de la  mujer, se convierte en la víctima de las dietas, de la moda, del “qué dirán” y la competencia con su mismo género.
En su propio universo  se erige como el único sostén de un nuevo modelo de familia donde el hombre es y ha sido excluido  en muchos casos por decisión propia. La mujer que llena de energía se ha dado a la tarea de subir escaños y llegar a niveles insospechados  en las diferentes disciplinas, se cuentan como científicas, literatas, artistas, ingenieras, arquitectas, madres, presidentas, diputadas y senadoras,  vendedoras, afanadoras, versus  aquellas mujeres que manejan la moneda del cuerpo y los encantos  de su sexualidad de los que se valen para llegar a la supuesta idea de “éxito” de la que finalmente son víctimas  convertidas en putas, rateras, agiotistas, victimarias, secuestradoras, etc. (sobra mencionar nombres) limosneras y tantos,  tantos personajes que han sido musas inspiradoras para novelistas, poetas, cineastas, y artistas plásticos entre otros.
La mujer del siglo XXI deja de ser la mujer tonta y trillada, se enfrenta a nuevos retos  más allá de la “equidad de género”, lo que antes  estaba  vedado para ellas ahora se ha convertido en una oportunidad, sin embargo  es la propia mujer la que deberá tomar sus propias decisiones sin responsabilizar al hombre del éxito o fracaso de las nuevas alternativas.
La lucha ya no es de  estrógenos vs. testosterona , el ámbito a construir es mucho más amplio y equitativo  (entiéndase equitativo como dar y recibir a cada quien lo que le corresponde,  que suele confundirse con igualdad) habrá mujeres que merezcan mayores reconocimientos  que otras, mujeres que con tal de tener una camioneta y pasearse todo el día  traen al mundo a un niño  del que prefieren “deshacerse”   dejándolo en la escuela o al cuidado de terceros  por un buen  horas, y así seguir disfrutando de las clases de tenis, aerobics, el café con las amigas y el ansiado del “shopping” en comparación con las “otras”, aquellas  mujeres que se levantan al alba para ir a trabajar en lo que pueden y que tienen que abordar dos o tres autobuses y aún así  ya dejaron la comida preparada para su familia y regresan agotadas al oscurecer para lavar platos y preparar la cena y llevar el dinero a casa. Ambas mujeres son, sin embargo  no pueden verse ni tratarse con igualdad, sino con equidad.
Es a esas mujeres que orgullosas de serlo y más allá de una lucha de género son simplemente ELLAS a las que en este día quiero enviar mi más cariñoso y afectuoso abrazo, celebrando el poder ser partícipe y testigo de su propia historia que las reconoce no sólo por un día, eso ellas lo saben.

Eduardo Sastrías 

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