MUJER
Enseñada a servir, a
ser la “esclava del Señor “desde tiempos inmemorable vive inmersa y como la gran propagadora de la religión que paradójicamente
la discrimina y la segrega a una posición servil en la que se confunden la
ética y la moral con la sumisión. Por otro lado es la mujer fálica (Freud) a quien sólo le interesa ser poseedora del
hijo (como símbolo del falo = poder) para manipularlo y convertirlo en el macho
que perpetuará su propio martirio.
La mujer ambivalente, polifacética, voluble y visceral que
soporta su valentía con el empuje de las hormonas las mismas que en muchas de
las ocasiones opacan su sabiduría, se
enfrenta al reto del siglo XXI, un siglo marcado por la ambigüedad, la violencia y la
corrupción.
La mujer enemiga de la
mujer, se convierte en la víctima de las dietas, de la moda, del “qué
dirán” y la competencia con su mismo género.
En su propio universo se erige como el único sostén de un nuevo
modelo de familia donde el hombre es y ha sido excluido en muchos casos por decisión propia. La mujer
que llena de energía se ha dado a la tarea de subir escaños y llegar a niveles
insospechados en las diferentes
disciplinas, se cuentan como científicas, literatas, artistas, ingenieras,
arquitectas, madres, presidentas, diputadas y senadoras, vendedoras, afanadoras, versus aquellas mujeres que manejan la moneda del
cuerpo y los encantos de su sexualidad
de los que se valen para llegar a la supuesta idea de “éxito” de la que
finalmente son víctimas convertidas en putas,
rateras, agiotistas, victimarias, secuestradoras, etc. (sobra mencionar
nombres) limosneras y tantos, tantos personajes
que han sido musas inspiradoras para novelistas, poetas, cineastas, y artistas
plásticos entre otros.
La mujer del siglo XXI deja de ser la mujer tonta y
trillada, se enfrenta a nuevos retos más
allá de la “equidad de género”, lo que antes
estaba vedado para ellas ahora se
ha convertido en una oportunidad, sin embargo es la propia mujer la que deberá tomar sus
propias decisiones sin responsabilizar al hombre del éxito o fracaso de las
nuevas alternativas.
La lucha ya no es de
estrógenos vs. testosterona , el ámbito a construir es mucho más amplio
y equitativo (entiéndase equitativo como
dar y recibir a cada quien lo que le corresponde, que suele confundirse con igualdad) habrá
mujeres que merezcan mayores reconocimientos
que otras, mujeres que con tal de tener una camioneta y pasearse todo el
día traen al mundo a un niño del que prefieren “deshacerse” dejándolo en la escuela o al cuidado de
terceros por un buen horas, y así seguir disfrutando de las clases
de tenis, aerobics, el café con las amigas y el ansiado del “shopping” en comparación
con las “otras”, aquellas mujeres que se
levantan al alba para ir a trabajar en lo que pueden y que tienen que abordar
dos o tres autobuses y aún así ya
dejaron la comida preparada para su familia y regresan agotadas al oscurecer
para lavar platos y preparar la cena y llevar el dinero a casa. Ambas mujeres
son, sin embargo no pueden verse ni
tratarse con igualdad, sino con equidad.
Es a esas mujeres que orgullosas de serlo y más allá de una
lucha de género son simplemente ELLAS a las que en este día quiero enviar mi
más cariñoso y afectuoso abrazo, celebrando el poder ser partícipe y testigo de
su propia historia que las reconoce no sólo por un día, eso ellas lo saben.
Eduardo Sastrías
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