Tuesday, May 19, 2020

SUEÑO GUAJIRO



Y cuando despertó, descubrió que había ganado el avión presidencial, el sonido de la pantalla de televisión alteró su sueño justo cuando estaban dando el número ganador de la Lotería. “No manches” fue lo único que alcanzo a balbucear ante tan estrepitosa verbena que se había improvisado en su aturdida mente. Rosalba era alguien quien hace unas horas antes de dormir era una total desconocida quizá hasta para sí misma en ciertos momentos. Ahora repetía en voz alta casi sin aire cada número que constataba con el boleto de lotería que había dejado en su improvisado buró cubierto con un mantón y una botella de agua que rivalizaba el espacio con una lámpara rota.-Ándale Rosy, cómprame un cachito, qué tal si te sacas el avión, resonaba esa frase, mientras se iba despegando las pestañas postizas para luego untarse un buen de crema en la cara y tomando un “klínex” borraba la magia de aquella otra que había imitado en el escenario. Ay Chelito, si nunca me he sacado ni un quinto, tengo una suerte de perro callejero, ya ves como le he sufrido para ir pagando las hormonas y las operaciones. - No seas tan pesimista mi Rosy, “ira” como también atraes tú al chamuco con lo que hablas, uno es lo que piensa, dijo con sabiduría. Entonces Rosalba se quedó mirando al espejo de manera fija y por largo tiempo, parecía que algo de ella se introducía a la imagen que reflejaba, como que aquellas palabras habían calado muy dentro. A ver, dame un boleto, pues, dijo rompiendo ese silencio, mientras buscaba en su bolso entre monedas y billetes juntar los quinientos pesos. Recordaba al ver el boleto que sostenía en sus manos.-Y ahora, ni modo que vaya al estanquillo de lotería del barrio a decir que me saqué el avión. La pantalla de televisión continuaba su incesante emisión, todo era luz y ruido para Rosalba. Casi como autómata estiro el brazo y tomó la botellita de agua para pasar ese trago que no podía definir si era dulce o amargo.Y seguía repitiéndose, ¿y ahora qué carajos hago?, los locutores de las cadenas de televisión abierta con su sonrisa de cartón, blanqueada, producto de artilugios ortodentales, y como si fueran los cácaro de un cine, decían nuevamente los números y daban las indicaciones para que el ganador llamara a un número telefónico y posteriormente presentarse en el edificio de la Lotería Nacional, donde el mismísimo Presidente de la República entregaría en mano la documentación que acreditara al nuevo o nueva poseedora del avión presidencial.-Voy a estar con el presidente se decía con emoción. Le voy a estrechar la mano, le voy a poder contar un poco de mí y de tantas como yo, hacía toda esa historia en su mente.Junto a la pantalla de televisión estaba su bolsa, rosa con estoperoles y unos mechones de cuero rosa y blanco, el cierre abierto todavía, mostraba su cartera, la que encerraba su más preciado secreto, su credencial del todavía IFE, con su foto y nombre del sexo asignado.- Ojalá se lo saque mi Rosy para irse a la chingada en ese avión. ¿Y tú crees que allá me va ir mejor o al menos estar más segura? No, Chelito el odio no tiene fronteras. No es tanto lo que necesito, sólo terminar mis cirugías de cambio de sexo, agrandar el negocio y arreglar bien mis papeles para ser aceptada y respetada.Sus manos temblaban y eso hacía cierto efecto en las diamantinas de sus largas uñas cuidadosamente arregladas, los dedos pulsaban en su celular cada uno de los números de aquel que repetían los comentaristas para comunicarse y establecer una cita para la entrega del premio.“Esta usted llamando a Lotería Nacional para la asistencia pública”, después de escuchar el interminable “menú” llegó a la parte de, “si conoce el número de extensión márquelo ahora, de lo contrario permanezca en la línea, un agente en breve lo atenderá”.- Leticia Gutiérrez, en qué puedo servirle, escuchó la voz que venía del otro lado del celular que la despertó de su ensimismamiento. Hablo por lo del premio del avión Presidencial balbuceaba Rosalba. - ¿Es usted el portador del boleto ganador? Sí, sí decía Rosalba queriendo decir no. - ¡Felicidades! Cambio el tono de la persona al teléfono, me puede decir su nombre, en seguida lo comunico con el área correspondiente. Mire señorita mi nombre es, bueno, como le explico. - ¿Cuál es su nombre? Insistía la operadora. Rosalba tomó una bocanada de aire y expiró todo ese aire como quien saca toda la mierda acumulada en la vida diciendo: “Julián Artigas Mercado”, sin darse cuenta lo repitió dos veces. Hubo un silencio seguido de una especie de tronidos en la línea.Rosalba se presentó a la hora indicada, tenía frente a sí el edificio “El Moro” mejor conocido como el edificio de la “Lotería”, trató de llevar una vestimenta y maquillaje discretos, quería dar una imagen sutil y vanguardista.– Disculpe señorita, dijo con voz que intentaba matizar su ronquera, vengo por lo del premio del avión presidencial. La recepcionista miro de arriba abajo a Rosalba y le preguntó, ¿Es usted de la prensa? No, respondió, ¿familiar del ganador? continuaba el cuestionamiento de la recepcionista. No señorita yo soy el ganador. La cara y garganta de la recepcionista parecían como si desde el suelo algo las estuviera succionando. Rosalba le reviró, soy Julián Artigas Mercado. Aún con los ojos casi desorbitados la recepcionista le solicitó una identificación, seguido de un “tome asiento”, mientras tomaba el auricular y tecleaba algunos números nerviosamente.Julián Artigas Mercado mejor conocido como Rosalba, se hace famoso, de un día al otro, no sabe bien a bien qué hacer con el avión, él sólo quiere seguir su proceso de cambio de sexo, dice cuando es entrevistado por los principales periódicos y revistas del corazón, incluso le ofrecen hacer una serie en Neflix de su vida. Las revistas de moda le toman una fotografía cara a cara con Yalitza Aparicio. Los cineastas del momento le ofrecen un papel.Rosalba sabe que tiene un avión digno de una “faraona”, por lo que decide hacer una fiesta en él cuyo tema sea “Egipto”. Todas sus amistades, algunos clientes e incluso algunos políticos que han aprovechado este evento para hacer harina de su costal, fueron invitados.Vestida como la misma Cleopatra con dos de sus estríper del antro como esclavos recibe a todos los invitados, plumas y lentejuelas van desfilando, hombres musculosos en tangas, meseros, mucha bebida y comida, de entre los invitados se vio por ahí una pareja que emuló a Peña Nieto y la Gaviota reclamando el avión para sí, lo cual causó revuelo entre los invitados, las “chicas” del antro se prestaron a dar un show animando el ambiente y a los invitados. Rosalba mandó traer un piano prestado que cupo perfectamente en el avión y junto con un músico dio parte del espectáculo cantando: “Bésame mucho”. En eso de súpito se sintió que el avión comenzaba a moverse, todo mundo corrió hacia las ventanillas del avión para percatarse de que así era, muchos creían que era parte de las sorpresas de la fiesta. Rosalba corrió hacia la cabina de pilotos que estaba vigilada por varios de los tipos vestidos como narcos.- ¿Qué pasa güerita? ¿No le gusta el movimiento?, dijo uno de ellos. Qué están haciendo con mi avión, decía forcejeando para poder pasar a la cabina de pilotos. Mire mi doña, mejor se está “usté” quietecita y todos contentos, siga disfrutando de la fiesta que esto va para largo a la vez que le ponían en la boca y nariz un paño con un anestésico. El avión se dirigía lleno de droga rumbo a algún país asiático, con la consigna de que si había un intento de desviarlo o retenerlo lo explotarían en ese mismo momento.Finalmente se fue quedando dormida y soñó que escribía un cuento en el que era un personaje totalmente diferente a él, sólo en apariencia porque en realidad todos somos uno y de ese uno, una posibilidad, la vida es una rifa en la que todos jugamos a diario un rol, y el premio es la misma vida. Al fondo se escuchaba la canción de John Lennon “Imagine”.

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