LAS PAREDES DE SAN ANDRÉS
Alguna vez
escribí un breve artículo sobre los “muros” refiriéndome entonces
a lo que ellos han representado a
través de la historia para la humanidad, escribía “Los muros dividen, segregan, separan pero también
protegen y abrazan son silentes, guardan las historias de sus moradores,
reciben llantos y plegarias, son símbolo de fuerza y poder”.
El paisaje
de las calles al igual que el rostro de su gente se va arrugando, ajando, de
pronto ha perdido su brillo y su lozanía. La juventud de aquellos primeros días
forma parte de la historia que se
escribe con la humedad amarrada en los poros de sus bardas, con el ladrillo
desnudo que grita de frío y el velo de
moho que cubre sus caras.
Pared,
barda, muro, tiene tantas acepciones como imágenes mentales en cada
sujeto. En las ciudades y en los pueblos,
como es el caso de esta pequeña población de San Andrés Cholula, uno camina por
sus calles y no deja de preguntarse qué hay
detrás del silencio de aquellas paredes que pareciera estar a calladas a
fuerzas, tanto que una que otra ha osado gritar con colores y formas para retar al burdo grafiti o la gris
existencia de sus moradores.
Detrás de
aquellas paredes hay un sinfín de historias
que contar, algunas con algarabía otras a escondidas y con susurros. Pero eso
no lo ve el transeúnte, para él la barda es un apoyo, una referencia, o en este
caso una experiencia íntima entre las imágenes y el espectador.
Tomar una
bicicleta y adentrarse por aquellas calles de San Andrés Cholula guiado por “Christian” artista plástico o grafitero como le apetezca
al lector, es una experiencia sin duda fuera de lo común, es como ir a una
galería enorme tan enorme que no bastan dos horas en bicicleta para recorrerla.
Artistas cuyas firmas son parte de la esencia del paisaje, alguno que otro ha venido de lejos y ha dejado su legado sin
el bombo y platillo de su lugar de origen. “En la línea” me refiere Christian que es la génesis de
este movimiento, la línea como esa barda que pinta su raya, que te pone
enfrente una realidad que otros esconden, “En la línea” un proyecto que no tiene más recurso que el
que los artistas tienen en sus bolsillos
y es un sueño a base de formas y colores que dura más de una noche pero que
terminará en un día. Paredes que no son
asaltadas sino donadas, bardas que retienen el efímero arte que las vista con dientes y uñas. Muros que
huyen de ser secuestrados y prostituidos
por campañas político-electorales. Esa son las paredes de San Andrés Cholula.
Te invito a
que tomes tu bicicleta y así como yo, te internes en aquellas calles de San Andrés
Cholula, ésas cuya nomenclatura se ha borrado ante el color y las formas de sus
muros.
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