PENUMBRA
La vela
cerró sus ojos,
sin dilación la afilada
negrura,
cual vil guillotina, cortó de tajo la historia
cual vil guillotina, cortó de tajo la historia
brotando un
sangrante antes y el ahora.
Quien se
muere, se muere y nada más,
el recuerdo
y la costumbre nunca fenecen.
Mala jugada
la de la vida
sucumbe ante
las garras de la muerte.
Sonatas,
sinfonías y réquiems,
colman las
partituras de una explicación no pedida.
Las flores
envuelven la tragedia con dulces aromas,
agrios
hedores pronto serán.
Todo se nos
da y todo se nos arrebata.
Lo que hoy
es alegría mañana llanto será.
¡Oh!
este pasar es la cruel circunstancia.
El eco de
las campanadas anuncia
al tiempo
que en su locura todo lo cura.
Eduardo
Sastrías
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