LA TRISTE HISTORIA DE UN ROMPECABEZAS
“Soy la
pieza que ya no cabe.
La de un
rompecabezas olvidado.
La que nadie
quiere en éste.
La que ya no
ajusta por gastada.
La que no
dice cosas bonitas.
La que no
entiende para qué sirve.
Una pieza
cansada de brincar de caja en caja
que no
quiere ser guardada nunca más”…
Érase una
pieza de tantas que vivía feliz siendo parte de un rompecabezas que le dijeron
que era perfecto, suavemente fue acomodada quedando exacta, se sentía feliz y
única dentro de tantas piezas, sabía que ella al igual que las demás tenía un
papel importante en la creación del todo.
La armonía
de colores y formas se percibía sólo estando unidas todas y cada una de las
piezas.
Una a una
iba uniéndose al juego y formando parte de ese maravilloso universo de imágenes
y formas.
Sin embargo
un día cuando el armado se terminó todas las piezas debían regresar a la caja y
dar por terminado el propósito de su existencia.
La mano que
las unió entonces decidió arrojarlas
para que tuvieran vida propia. Al ver las intenciones del hacedor de imágenes
todas las piezas quisieron tomarse con fuerza de las manos para permanecer
unidas.
Pero el
viento y la gravedad hicieron que se
desperdigaran por todos lados (toda la faz
de la tierra) Hubo una que al verse suelta quiso correr para alcanzar la caja original de donde había
salido pero fue imposible, nunca lo pudo lograr. Algunas de las otras
piezas se encontraron en el camino y
pudieron unirse formando diminutas partes de la realidad a la que habían
entonces pertenecido. Vivian felices de
saberse que una le daba un porqué de su
existencia a la otra.
Otras cayeron en un pozo muy oscuro y sólo veían el
reflejo de la luz y las sombras de la
realidad , el miedo a salir las sostenía
allá dentro , habían escuchado que las “cosas allá fuera están terribles”.
Otras
cayeron en un verde y hermoso campo y
quisieron mimetizarse con aquel paisaje.
Otras
cayeron al mar y una ballena se las
tragó, ahora viven sin saberlo dentro del estómago de la ballena creyendo que se encuentran en una enorme
cueva que les provee de todo.
Otras el sol
las ha deslumbrado y decolorado, se han quedado vacías.
Otras
cayeron en la punta de un árbol y debido a que no han tocado la tierra ven el mundo
desde otra perspectiva, desde arriba,
han desarrollado un sentimiento
de superioridad insolente, han olvidado su origen, viven en el confort que les
brinda su privilegiada situación, se sienten una prolongación de la divinidad.
Una fue a caer en la ciudad, en medio de la
calle, apenas se recuperó de la caída tuvo que sortear las llantas de los
autos, el golpe de las escobas, los tacones de los zapatos de los transeúntes,
el polvo, el viento la fue a arrojar a un bote de basura, no podía creer lo que
veía, en medio de cáscaras de fruta, latas, retazos de jergas,
vio la caja de un
rompecabezas, se frotó los ojos para
asegurarse que lo que veía no era un espejismo sino una nueva oportunidad en
medio de los desechos y la mugre. Brincó y brincó hasta lograr encaramarse y
entrar en aquella caja por un agujero que tenía en la tapa, al entrar escuchó
algunas voces: – quién apagó la luz, ya
cállate, déjame dormir, quién anda ahí.
Al apartarse
del orificio por donde entro un rayo de
luz iluminó el interior de aquella caja y pudo
ver toda clase de piezas de un rompecabezas desconocido, eran
tan diferentes a ella, estaban unas sucias, otras maltrechas otras vestidas con
hilos y tirones de telas raídas, otras yacían dormidas, otras hablaban las unas
con las otras en secreto viendo de reojo a la recién llegada.
-
Hola, dijo tímidamente la pieza intrusa.
Todos le dieron la bienvenida,esa era la
norma, ella era diferente pero seguro se acomodaría.
Ella por su parte sólo quería encajar en un rompecabezas.
- Esta es la triste realidad de todas las piezas del
rompecabezas, tarde o temprano somos desechadas, nos usan para entretenimiento
pero una vez que se acabó el juego
nuestra existencia estorba.
- - Allá afuera las cosas están
terribles, siempre es mejor estar aquí, mira pocas fichas tienen un techo
seguro, compañía comida y…
Escuchaba la recién llegada cómo hablaban
unas y otras justificando su precaria circunstancia .
- ¿Algún propósito? Preguntó la
novata
- Bueno, bueno eso depende de cada quien, el universo es
infinito cuando se tiene un sueño.
- Suspiró la ficha, – yo sólo quiero
pertenecer a un rompecabezas, ser alguien dentro del contexto de un todo.
- Uy, uy, uy, muy elevada me
salió ésta, interrumpió una ficha hecha
de cartón desgastado de muy baja
calidad, que se doblaba al hablar.
Afuera se
escuchó un parlante que anunciaba la candidatura de un político. Con “Marco
de Madera” tu vida dejará de ser una
pena vota por Marco de Madera este
primero de julio.
Cuántos años
ya habían pasado desde aquel día en que entró en aquella caja de aquel
rompecabezas olvidado, cuántas peripecias, brincos, sobresaltos, penas y
pérdidas había sufrido aquel lugar de todos y de nadie. Hoy escuchaba la voz de
un político que con una simple frase
intentara como obra de magia borrar todas las penurias de su pueblo. Ella ya no
creía en nada ni en nadie. Los años le
habían dado sabiduría y le habían quitado el cascarón de la superficialidad con
la que fue hecha.
Cayó en la
cuenta entonces que fue tanto lo que ella quiso embonar en otro
rompecabezas al que no pertenecía, tanto quiso ser aceptada y quedar
bien con todos, que sólo se desgastó y
exhausta se autoexilió
psicológicamente cayendo en una
terrible depresión, daba lo mismo si era una pieza funcional o un desecho, para
ella todo tenía el mismo color gris aunque las demás se esforzaran en ver todo color de rosa, fue
así desechada, separada, segregada,
criticada y vista como animal raro por las demás piezas.
Ya había
olvidado el nombre del rompecabezas al
cual alguna vez había pertenecido, en su locura depresiva se le escuchaba a sí
misma decir entre gritos y susurros: - Nombre del rompecabezas “Burocracia, terrorismo de Estado”; - nombre del rompecabezas : “ El Abismo”; - nombre del rompecabezas: “ Ser diferente no
significa ser mejor” , – nombre del rompecabezas: “ Mierda; - nombre del rompecabezas:
“Nepotismo”; – nombre del rompecabezas: “Ineptitud valemadrista” ; – nombre del
rompecabezas: “Mediocridad”; – nombre del rompecabezas… las lagrimas
ahogaron su canto desesperado , al enjugarse las lágrimas y ver ese suelo
húmedo, oscuro, con olor a orines, a viejo, a abandono y olvido se vio a sí misma en aquellas otras
fichas olvidadas del mundo, se dio cuenta que llevaba mucho tiempo creyendo que
ser parte de un rompecabezas era su finalidad en la vida, lo que le daría
sentido a su existencia, lo que le traería la felicidad, quería repetir un
tiempo muy lejano que no existía ya más.
Se encontró en un mundo donde tener era más importante que ser, tener
una pareja, tener un estatus, tener, tener, tener. Hoy ella ni siquiera se tenía a sí misma,
había puesto toda su energía en una quimera, en una idea de otros y no había
buscado la esencia de sí misma, había caminado por el estrecho mundo que
conocía bajo el espejo que otros le reportaban, vivía a través de otros en pos
de una seguridad que nunca existió.
La pieza
salió entonces de aquella caja, estaba toda desgastada, llena de moho, era sólo
un frágil pedazo de papel, el sol la acarició y tomó aire fresco, a paso lento
se retiró de aquel basurero y se dijo a
sí misma:
“La vida
tiene sentido sólo hasta que las piezas han sido unidas, sin embargo la
historia propia se escribe con las
piezas que cada quien va escogiendo”.
Eduardo
Sastrías
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