MÁS ALLÁ DE LOS CUARENTA
Hace un par de días
mientras mi internet dormía en el
desmayo que le propinó un rayo letal, me vine a enterar de un post que habla sobre la reivindicación de las
personas mayores de 40 años en el campo laboral.
Como reclutador de personal con una experiencia de 14 años en el ramo voy a permitirme externar
mi propia opinión, misma que pudiera ofender a alguien, lo cual tendrá la
opción para hacerlo, pero lo hago de acuerdo a mi trabajo diario durante estos
14 años y a las experiencias a las que tengo que enfrentarme constantemente.
Antes que nada es importante subrayar que
un reclutador no es el dueño de las vacantes, no es el compadre que da las “chambas”, no es quien decide quién se queda
o quién se va, es simplemente quien recibe a los candidatos y evalúa de acuerdo
a los perfiles requeridos para mostrar al jefe el grupo de quien o quienes son las personas que se adecúan a
lo que el jefe necesita, y es éste
último quien tomará la decisión de a quién se contrata.
En estos catorce años he tenido que reclutar un sinnúmero de
personal de diferentes perfiles y
carreras, pero nunca he padecido tanto como a partir de hace cinco años a la fecha para un programa
en el que nos dan la instrucción de reclutar jóvenes de 21 a 35 años con
escolaridad variada desde el bachillerato hasta alguna licenciatura trunca o
terminada, para trabajar en el sector aduanero.
Serían innumerables las hojas de tal experiencia, que por
demás ha acabado con la salud y paciencia de todas las personas involucradas en
dicho programa. Ya que los “jóvenes”
(por no llamarlos impúberes) muestran
una total desfachatez ante la responsabilidad y seriedad que implica solicitar un trabajo ante una institución de prestigio.
Sus atuendos son peor que de lavacoches, su actitud prepotente (caricaturas de
ladies y juniors venidos a menos ) carecen de total conocimiento elemental de la
educación (no me refiero a lo que ellos presumen como escolaridad , ese es otro punto
fatal ) sino a las más elementales normas de convivencia social, como es decir buenos días, gracias, de
nada, por favor, etc.
Su ortografía raya en lo patético y surrealista no sólo
escribiendo las consabidas “k’s” en
lugar de “c” sino todo un novedoso dialecto incomprensible
Se les solicita
documentación en original y copia y no tienen la menor idea qué es
original y qué es copia, o
definitivamente en una actitud desafiante dicen que no la traen. Se sienten que
merecen todo sin dar nada.
En cuanto a sus conocimientos, como consecuencia de venir de
un sistema educativo en el cual está prohibido reprobar al alumno, y mejor
pasarlo para que no se saturen las aulas salen de las escuelas y universidades
y así salen cargando el título de
“calentamiento de banca” y sin el más
elemental conocimiento de nada ni la iniciativa para buscar los conocimientos,
creen que el papel (título, carta de pasante o certificado, hablará por sí
solo)
Gozan de energía y salud que malgastan en reventones y todo
tipo de exceso, cuentan con 2 o 3 hijos a sus 23 años de edad lo cual indica
que comenzaron su paternidad desde los
17 o 18 años y andan sin trabajo al cobijo de su abnegada madre quien ha
adquirido no nietos sino otros hijos que “educar” como lo hizo con los propios.
(perpetuar la especie)
Si se les envía un correo con una serie de información que requerimos y que implica más allá de 10 renglones, es demasiada letra para ellos y
“qué hueva “ leer.
Cuando se les llama a sus casas para citarlos para alguna
entrevista de trabajo, en su casa sólo se escucha la televisión a todo volumen
y aún cuando sean más de las doce del
día el angelito acaba de despertarse y es difícil escucharlo por la boruca
televisiva o bien nunca se les localiza en los teléfonos particulares que dan y aun cuando lloran por no tener dinero
cargan teléfonos inteligentes que serían la envidia de cualquiera, y cuando se
dignan a contestar sus aparatos móviles, lo hacen en un tono de superioridad risible y petulante mientras van
en el colectivo “perdone pero de donde
me llama” como si fueran asediados por
tanta oferta de trabajo. A las citas finalmente llegan pero tarde y aún así se
muestran impacientes para que se les atienda en el momento que ellos quieren o
hacen berrinche.
Finalmente cuando se contratan al día siguiente renuncian porque “no es lo que yo pensaba”, o
a lo mucho duran los tres meses de prueba
o bien la institución decide no renovarles el contrato por la gran
cantidad de errores cometidos si no es
que el angelito antes se va como las chachas.
Ven demasiada televisión y están muy alejados de la realidad
y de las tareas que se les asignan. Todo les parece un juego o viven con la suposición de que llegarán
como directivos y tendrán una oficina sensacional y toda clase de beneficios propios de
película gringa.
Estudian carreras sin tener la menor idea cuál es el campo
laboral, son víctimas de las voraces escuelas y universidades “patito” que inventan nombres “rimbombantes”
de carreras que finalmente caen en la ambigüedad, objetivos poco claros y
prácticos en el ámbito laboral.
Si bien la oferta de trabajo no es mucha tampoco lo es la
calidad de quienes ofrecen sus servicios.
Para solicitar un
trabajo antes que nada quien está en busca de un empleo debe conocer la empresa o institución a la cual le
solicita el trabajo, no repartir CV’s como quien reparte panfletos “a ver cuál pega” debe conocer sus fortalezas
y áreas de oportunidad para poder establecer un diálogo con la institución o
empresa (el quid pro quo) . Una institución
o empresa no es una asociación dedicada a resolver vidas, es un lugar
donde el empleado aporta sus
conocimientos y habilidades y el patrón retribuye tanto económica como en
prestaciones y capacitación al trabajador.
Actualmente la mayoría de las instituciones, organizaciones
y empresas contratan gente “joven” por varias supuestas razones, energía y menos
costos aparentes de salud pero la verdad
y lo más importante es que es personal
altamente reciclable que no generará antigüedad y que no se hará viejo.
Argumentan que las personas
se van amañando conforme pasan los años
y muchos jefes jovencitos
muestran su inseguridad de contratar a alguien mayor que ellos por miedo a que pueda saber más que ellos, no ven al
empleado como un activo para la organización
sino un enemigo a vencer.
Es verdad que hay personas que con los años de prestar sus
servicios en una organización, empresa o institución se amañan al verse
anquilosados y sin mayor perspectiva de crecimiento, ese vicio tan patente en
México de “hago como que te pago para
que hagas como que trabajas”
La reciente reforma
laboral no viene a solucionar la problemática laboral de este país, al
contrario ahora se usará más mano de obra joven (no necesariamente capaz) a
menor precio, esto se convierte en pagos miserables por hora, carencia de
cualquier prestación y personal
desechable. (outsoursing)
Psic. Eduardo Sastrías
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