BLANCO
Karol (Zbigniew
Zamachowski) un peluquero polaco
impotente que es demandado en divorcio
por su esposa bajo la causal de no haberse consumado el matrimonio. Él
perdidamente enamorado de ella queda devastado y a raíz del divorcio pierde
todo lo que tiene.
Es el blanco
del vestido de novia, del arroz, y de la misma paloma que ensucia su gabardina,
del polvo de sus zapatos que arrastra toda una historia sin color.
Él ni
siquiera habla con fluidez el francés por lo que durante el juicio de divorcio
requiere de un traductor, y pregunta ¿Dónde está la igualdad? . Su próximo destino será la calle donde su
miseria se ve a través de un anciano quien quiere depositar un bote en un
contenedor de basura, al igual que en “Azul” sucedió con la anciana que quería
depositar con mucho trabajo esa botella en el contenedor justo en el momento de
más vulnerabilidad de los personaje principales de esta trilogía, una metáfora
entre tantas de la simbología de Krzysztof
Kieslowski que nos habla de la dificultad al tirar una vida vacía para poder redefinir
una nueva más intensa y contrastante.
El inclemente frío lo obliga a irrumpir en lo
que fuera su antigua peluquería de donde lo corre Dominique (Julie Delpy), la despechada esposa, no le queda sino estar echado en el piso del metro de París,
tocando con un papel una melodía polaca, una melodía que le cambiará la vida,
al conocer a su próximo benefactor otro polaco quien también ha tenido una vida
sin color y que prefiere morir en manos de algún asesino a sueldo. Impotencia y
cobardía son dos temas que se encuentran en un mismo techo del metro de París
acompañados por algunos acordes que recuerdan aquel “Azul”.
La vida de
Karol lo lleva de regreso a su amada Polonia como quien regresara al vientre
materno donde se reestructura ese YO que va creciendo hasta vencer aquella
impotencia que sólo había sido el efecto de anularse a sí mismo ante la exaltación de la belleza de
Dominique.
El Blanco de
la venganza que da la vuelta a la ruleta de las vidas de Karol y Dominique, que
no consigue sino finalmente dejarlos en igualdad de circunstancias.
Eduardo
Sastrías
0 Comments:
Post a Comment
<< Home