Wednesday, August 13, 2014

EL MAESTRO Y EL DISCÍPULO


Un maestro en el andar de su vida encontró a  un niño caminando por desierto, el silencio del niño atrajo tanto al maestro que decide tomarlo como su discípulo. A través de ese silencio el maestro le enseñó al niño a  ver sus otros yo y en el tiempo, su relatividad.  El pasado siempre ha dejado una raíz y ésta puede florecer o ser una plaga en el presente y marchitar el futuro, a esto el maestro le llamó karma. Cada paso que damos no es casual sino causal. El niño en medio de su silencio se fue convirtiendo en un joven que quería volar como las gaviotas que rayan el horizonte del mar. El maestro se sentó entonces y lo dejó caminar por sí mismo a buscar su propia vida.

Años más tarde ya muy anciano en su lecho de muerte el maestro miró hacia la ventana y vio cómo se posaba un águila en el marco de ésta.  Era el alma eterna que  regresaba por él y había tomado la forma del ave para volar hacia donde todo nace y muere, sobre las nubes en el camino vio aquel niño que se convertía en joven y en adulto y en viejo, entonces suspiró con asombro ante esta última enseñanza al descubrir que aquél discípulo en el desierto había sido nada menos que él mismo.
                                                                           Eduardo Sastrías  

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