Friday, November 11, 2005


INTENSIDADES

SILENCE

Silence became the owner of the place,
everybody breaking off their own fears...
Words flown away in the midst of the shady gloomy night.
Tears never dropped are drawn on a line...Somehow the masks fade them away...

Eduardo Sastrías

SE NOS ACABO

Se nos acabó el día y la noche
Se nos acabó la cinta del video
Se nos acabo un Domingo en la cama
Y una tarde lluviosa de Agosto
Se nos acabó... ¡se nos acabó el amor!!!

Eduardo Sastrías

VOY A REZAR

Voy a rezar mis poemas
para ver si en la rima
de mis versos encuentro
los sutiles trazos
que asemejen la viva imagen
de tu rostro.
delinear en las palabras
los recuerdos que mejor
te describan a ti.
Y juntar con las letras
un suspiro,un día y un tiempo...
¡Ah!,un tiempo...imperdonable
e intangible verdugo.
Detén por un momento mi agonía
y no partas con tu filo
en dos..
Esta ausencia que brota con mi sangre.
El antes y el ahora.

Voy a rezar con mis poemas
las dulces, dulcísimas caricias,
los besos, las cadencias
de tus formas, de tu cuerpo, las alas
en tus brazos y el infierno en tu vientre,
la miel en tu sexo y la muerte
en mi lecho.
Voy por esta vez
a dejar que el viento
se embriague del olvido
y transporte mi alma
junto a la tuya.

Voy a soñar ,tiempo.
Voy a soñar---
A dejar que el instinto
opaque mis penas,
voy a sentir,
a sentirte fragancia,
sentirte, sentirte.
¡Por Dios!!! Aunque sea
por última vez, sentirte.

Voy a rezar mis poemas
para verterme y convertirme
manantial.
Para brotar mi caudal
hasta inundarme yo de ti.
Para fabricar con mis sombras
la que se parezca más a ti.
Para encontrar la paz y el sosiego, y pensar
que ya no todo sigue igual.
Voy a rezar mis poemas
porque hay días en que
quisiera dejar de quererte
y otros en que me resulta
Imposible dejar de extrañarte..
Amor voy a rezar mis poemas..
Simple y sencillamente porque aún te amo.

Eduardo Sastrías

PIENSO EN TI

Cuando pienso en ti,
es tu sonrisa la que llevo
en mi mente,
son tus miradas
las que me estremecen tiernamente;
porque eres tú
como el suave rocío matinal
lo que me transforma en
un loco sentimental.

Es un minuto o un segundo,
no lo sé cuando estamos juntos,
pero es tu paso por este mundo
lo que tanto estuve esperando
porque desde siempre te he querido
y aunque no te hubiese conocido
aún te estaría inventando.

Me gusta pensar en ti
revivirte momento a momento,
recrear mis ideas con tu ser,
sentirte mi complemento;
llorar de felicidad
cuando apareces tú
en medio de la oscuridad.

Me gusta pensarte,
me gusta sentirte
en un a palabra,
ME GUSTA AMARTE...

Eduardo Sastrías.

CÓMPRAME UNCHICLE, PATRONCITO...

Cómprame un chicle, patroncito.
Cantaba María
Cargando a sus espaldas
A un tierno mocosito;
Mientras a sus pies
Otra criatura andrajosa
Y moquienta retozaba al
Ras de la muda banqueta.

Llevaba consigo
El peso de su andar
Y la triste fortuna
En la que vino a parar.

A su mirada se había
Clavado el horror
Sin poder entender
Qué se encontraba
Más allá de su propio dolor.

La trajeron las falsas
Promesas que matan
El hambre.
Y queriendo salir
Del olvido
Se vino a meter
A semejante enjambre.

Cómprame un chicle, patroncito.
Me miraba el chamaquito
Como haciéndose cómplice
De un grave delito.

De rojos, morados
Verdes y amarillos
Ondeaban los brillos
En aquella figura
De tiempos pasados.

Inmersa en un mundo asfixiante
Sobrevivía como
Una humilde comerciante.

Rezaba María
Como la madre de Cristo
Cuando una voz extranjerizante
Golpeaba el verde billete
Que ella nunca había visto.

Sueña María
Como tantas mujeres
Que su vida daría
Por volver al lugar
Que nunca debió abandonar.
Y tomando esas calles
Se inunda de gente,
Que la ve indiferente.
Le cierran las puertas
Le matan el alma.

A pasos forzados
Se adueña de un oculto
Rinconcito para dejar
Sus huesos cansados,
Para ponerse a llorar y apenas decir:
“¡¡¡Cómprame un chicle, patroncito!!”....
Eduardo Sastrías

Con-o-ser

Pude haberte conocido en otra vida
Pude haberte entonces amado
Y creer que era el hombre más feliz
Pude también haberme dicho que después de ti
sólo Dios colmaría el éxtasis,
mas nunca el tiempo
hubiera sido suficiente para quererte
como te quiero hoy.

Fue el destino quien quiso
Ponerme en tu tiempo y tu espacio
Para así amarte una y otra vez más.

Pude haberme quedado dormido aquel día
Y jamás abrir la puerta de tu corazón
Pude haberme cubierto de tedio
Para no verte tal cual eres
Pude haber en sí hecho, pensado y sentido
Tantas y tantas cosas, pero he preferido
Haberte encontrado.

Puede haberte inventado
Pero me faltarían ahora las ideas
Inerte ante tu tiempo y espacio
Me aferraría a mi sentir
Temiendo que fuera una quimera,
Me perdería en mi propio abismo

Pude haberte amado en otra vida
Pero no habría muerto en esta.

Cada día eres un recuerdo…
El viento te ha borrado
Para formar nuevamente tu silueta
Tras los rayos de cada amanecer
Donde tampoco soy el mismo
Pues a diario renazco contigo..

Eduardo Sastrías

Tengo...

Tengo una mesa que pude heredar,
junto a una cama labrada,
que por cierto compré en
una calle empedrada.
Una lámpara oxidada,
y una máquina que se atora
En la "a".

Hay no sé cuantos libros
de temas tan diversos
leídos, hojeados y
olvidados en cajas de cartón
que alguna vez quise poner
en el librero del rincón.

También tengo una vieja maleta
que perteneció a mi padre.
Sólida y fuerte como él...
Guardo cosas vanas, cosas raras.
Esas llaves que no tienen más que abrir
y unas cuantas monedas
que ya perdieron su valor.
Un tiempo con olor a tiempo
que abruma los recuerdos.

Ah, una tarjeta de felicitación,
junto a un autógrafo
de Lucha Villa
y el instructivo del televisor
en blanco y negro que todavía se ve.
Un reloj sin manecilla,
una carta nunca enviada
y un anillo aprisionado detrás
de una fotografía velada....



En fin, tengo una historia que contar,
a veces triste, a veces sola,
otras dulce y acompañada.
Un amor que recordar y
un muerto a quien llorar.
Todo esto y más aún tengo
En este intento de narrar..

Una lluvia en el verano
y el primer disco de "Mecano"
una ventana siempre abierta
donde se filtra el aire colado,
y el silencio que acompaña
al inicio de una siesta.

Tengo un lugar donde guardar
mis ilusiones, un lugar
donde esperar...
A ese destino que ha de llegar.
Tengo las fuerzas para mover
las aguas antiguas atrapadas
en hojas de otoño.
Tengo la fe y la esperanza,
tengo...

Qué,¿Qué es lo que tengo?...
Me tengo a mí..

Eduardo Sastrías

REALITY

Reality is skipping from one to the other
trying to stay in one place but..
When I run to it.It has just flown
to another shelter,reality belongs
to nobody but to its own....

Eduardo Sastrías

SÍNDROME DE MUERTE
(En memoria a las víctimas del VIH)

Pensar que ambos
jugábamos en mismo
jardín de rosas,
sin siquiera imaginar
que la espina de alguna
de ellasnuestra vida pudiera cambiar

El mundo parecía
un pequeño trozo
atrapado en nuestras manos
en el que reíamos y gozábamos
sin pensar en un final;
sin advertir que entre tantos y tantas
hubiera una fruta
cuyo veneno fuera letal.

Hoy te veo en un
cuarto de hospital.
Eres mitad hombre,
mitad nada.
Poco a poco
se ha extinguido
la flama de tu llamarada.
El dolor y la desesperación
son tu nocturna bendición

“¿Dónde están todos?”
preguntas al vacío,
y en tu negra soledad
te responde tan sólo el silencio.

Dónde están todos,
que la espalda te han dado.
Dónde está la vida que
de ti se ha burlado.

Sin embargo hoy
a pesar de todo y de todos
te necesito tanto
como tú a mí.
Porque eres el héroe del mañana
y el ángel del ayer.

Porque te aferras por no desfallecer
y aunque tu sangre se pudre
hay un grito de vida
en cada lágrima derramada.

Por ser tan diferentes
tenemos que llevar un estigma
por ser tan diferentes
tenemos que sufrir más en la vida
y por ser tan diferentes
tenemos que cargar
una cruz al calvario
que no será mas que el escenario
del morbo y el desprecio.
Por qué por ser tan diferentes
encontramos un final
de un modo tan especial.

Vivirás querido amigo,
vivirás para siempre
aunque ya no estés conmigo.
Donde quiera que me encuentre
estarás a mi lado
para recordar momentos del pasado,
y entonces nada ni nadie
romperá nuestro lazo sagrado.

Eduardo Sastrías

¿DÓNDE ESTARÁS HOY?

Dónde estarás hoy
que te busco en la distancia
y añoro tu existencia.
Dónde estarás hoy
que con la fuerza del viento
he corrido y buscado
entre tantas y tantos tu faz
hasta perder el aliento.

Sólo tu nombre conozco
y en mi negra soledad
amor te quiero llamar.

Los demás no me entienden
y sólo buscan en mí
lo que ellos pretenden,
mas tanto vacío
me causa hastío.
Cierro mis ojos
cansado de ver
y abro mi mente
a los sueños de ayer.

Y esto que siento
es verdadero
no es algo que invento
se que de alguna forma existes
al menos en mi firmamento.

Eres tan pequeño
y tan grande,
tan pesado y ligero
que no sé cuándo
ni dónde
me tomarás prisionero.

La hora y el día
los marcará el destino.
Llegarás cansado de buscarme
y yo con el corazón
repleto de quererte
para decirnos sencillamente:
Amor aquí estoy yo.

Eduardo Sastrías


Sunday, November 06, 2005

SIN RUMBO
Algo muy dentro me hace sentir que no soy el mismo, algo ha muerto, ha quedado atrás y no volverá. Me pregunto, cuántas muertes cargamos al través de nuestra vida...” Esta pared no está quedando, ni de broma es lo que tenía en mente”.
- ¿Andrea?
- No, soy yo Agustín, feliz cumpleaños Fede, papá trae tu regalo. Mientras voy a
poner estas bolsas en la cocina.
-Qué tal hijo, felicidades, ¿Dónde quieres que lo ponga?
- Deja la puerta abierta papá, el olor de la pintura es muy fuerte.
- ¡Qué es lo que traes ahí!
- Es tu regalo, ¿No te parece original?
Eso no es un regalo, es un problema más, es un ancla que me detendrá, y esta pared que no queda, quizá con otra mano el color sea exacto o tal vez sea mejor esperar a que seque.
- ¡Carajo papá! Ya se hizo pipí en la pared.
- No es para tanto Federico, ahora mismo lo limpio, de paso voy a tomar unas hojas de periódico para irlo educando.
Por más brochazos que doy se quedan las manchas del tiempo y voy a tener que resanar los agujeros que dejaron los clavos.
- Le damos una talladita, luego le das otro brochazo y aquí no pasó nada. Mira
hijo ¿Verdad que es divino? Desde que lo vi supe que sería el regalo perfecto.
- Qué ocurrencias las tuyas, papá.
- Verás qué buena compañía te va a hacer.
- Hace años que vivo con Andrea, no creo necesitar más. Ella no tarda en
llegar y falta ver cómo lo toma.
- Un perro es diferente, es fiel.
No sé si volver a colgar los cuadros en el mismo lugar o sería mejor colgar sólo algunos y regalar los demás.
- En esta foto mamá es muy ella.
- ¿A qué te refieres Agustín?
- No se, su expresión, quizá su mirada, así es como la recuerdo.
- Federico, hijo ¿Tienes algo donde poner agua para que beba este cachorrito? Este color es patético ¿Cómo se me ocurrió comprarlo?...” Busca debajo del fregadero ahí hay unos baldes”
-Tengo un CD de música antillana. Lo voy a poner.
- Como quieras Agustín
Los muebles son los que desentonan con esta pared, sí, son los muebles.
- Ahora que llegue Peter, vas a ver el pastel que te hizo, es el de chocolate que tanto te gusta.
- Estoy a dieta papá, no ves que estoy hecho un cerdo.
Pasteles, colores pastel es lo que debería haber comprado, no esto. Me pregunto cómo habría sido mi vida si no hubiera nacido en esta familia. Y ahora todavía un perro a quien cuidar.
- Necesito un vaso de agua para tomarme mis medicinas.
- Ya sabes donde están los vasos, Agustín, toma uno y sírvete el agua.




Creo entender por qué nos dejaste mamá. Veías tu vida como veo esta pared.
-Vamos a bailar, uno, dos, tres; un, dos, tres.
-¡Cuidado Agustín! Vas a pisar al perro.
- Un, dos, ¿Qué dices?
- ¡Por Dios Agustín! Bájale al volumen ya me ataranté.
- Está bien, ya entendí, de todas maneras no quiero bailar, voy a poner otro CD.
Lo que me está desquiciando es el color, es olor de esta pared, es el recuerdo que quiero borrar con unos brochazos, es… son tantas cosas.
-Federico, necesitamos ponerle un nombre a este cachorrito.
- ¿Me decías papá?
- Este perro tiene que tener un nombre. ¿Cuál crees que le venga bien?
- Puñal.
- ¡Muy gracioso, Federico! No empecemos, hoy no, hoy es día de fiesta.
- Discúlpame, creo que a mis treinta y un años ya no estoy del mejor humor y me he vuelto menos tolerante.
Soy como la pintura que poco a poco se va secando y ha quedado impregnada en la pared, presa de sí misma.
- A ver, a ver, déjame pensar en un nombre.
- Ya quiero irme papá.
- Pero si acabamos de llegar Agustín y todavía falta el pastel que va a traer Peter.
Todos quisiéramos irnos, volver a empezar. Irnos, no se a dónde pero irnos.
- Ahora que te veo con la brocha en la mano se me ocurre que sería bueno
ponerle el nombre de un pintor cuya obra al menos tenga más color que esa
pared.
“Cuando no te enteras lo que se fue, hoy nos unió el adiós”…escucho al fondo.
- ¿Agustín, quién canta la canción del CD que pusiste?... Agustín ¿No oyes?
- No te va a contestar hijo, ya ves como se queda de un momento a otro. Mejor
veamos el nombre del perro.
- ¿Se tomó sus medicamentos?
- Déjame pensar en el nombre de un pintor. A ver Gauguin, uy no, Monet, menos,
Cezanne, demasiado seseado, quizá Toulouse, o mejor Rousseau, Degas, para
nada.
Y para esto luchaste mamá, ve a tu propia familia, dónde quedaron tus ideales, valdrá la pena que yo tenga los míos. No mamá, a mi no me va a suceder lo mismo.
- ¡Matisse! Eso es. El nombre es perfecto y además tiene carácter, es intrépido y travieso.
Cómo me gustaría también huir de todo, al igual que lo hizo mamá. Por hoy ha sido suficiente, mañana terminaré con esta pared que no me gusta, con esta historia que detesto.
-Papá, cierra la puerta por favor.

GATO DOMÉSTICO


Toda la tarde había estado con Clara, una alumna de sociología que conocí en un congreso universitario a principios de este año, su juventud y energía desde el primer momento me llamaron la atención, no se diga su bien torneado cuerpo y esa sonrisa que cautiva. Ella vive en un pequeño departamento que sus padres le alquilan para que pueda estudiar en la ciudad. Mis visitas cada vez son más frecuentes e intensas. Hoy fue una de esas tardes en la que disfrutamos del calor y el placer que brinda el sexo. Había olvidado casi por completo que tenía que hacer algunas compras con Lidia para la cena de fin de año, por lo que salí sin siquiera despedirme de Clara quien estaba en la regadera.
“¡Qué poca madre!”
Al llegar a mi departamento había sido despojado de sus muebles, trastes, libros, aparatos electrónicos; bueno ni el radio del baño se salvó.
Los cajones abiertos de la cómoda del clóset mostraban que sólo faltaba su ropa y me percaté que los ganchos jugaban al ver como la mía había quedado toda tirada.
“Te lo advertí” decía la nota pegada en la puerta de la recámara.
Comenzaba a llover intensamente como aquella tarde en que te conocí Isabel, después de aquel pletórico mitin, con la sangre explotando dentro de nuestras venas caminábamos y me sonreíste como hoy lo hace Clara.
“No faltes el sábado, tomaremos el zócalo.”
Entonces tenía poco en este país, salí del mío buscando la justicia social y la igualdad harto del voraz Capitalismo. Los encuentros a partir de entonces se siguieron uno con más intensidad que el otro. Nuestros cuerpos aún mojados por la lluvia se estremecían fundiéndose en uno sólo, observados por las paredes de aquel cuartito de hotel que solíamos alquilar. Tu amor maduro me perdía y me llevaba a sitios nunca antes imaginables, pero decidiste quedarte con Oscar quien paradójicamente optaría por tomar más tarde a mi hermano Peter, así es la cruel cadena del amor.
“¡Hija de su madre! Ni un vaso dejó”.
Desde que Lidia y yo comenzamos a salir le hablé de mi pasado y bien sabía que no soy hombre de una sola mujer, entonces salió con la frase estúpida: “Verás que yo te voy a cambiar”, no se ni cómo fue que nos comprometimos, a su lado no sentía la pasión que he sentido con otras mujeres, como Amparo, quien haciendo gala de su nombre me acogió en Valencia cuando tuve que salir huyendo de aquí. Ah, qué mujer tan generosa, como el mismo vino del Rioja.
A su lado respiré la libertad y la aventura. Un día en Barcelona y al otro en Málaga, nada nos detenía mas que el cansancio de la noche desnuda. Con ella terminé mi maestría y de no haber sido por el Ministerio del Exterior que requirió mi salida inmediata de España, lo más seguro es que hoy mi vida sería otra.
Meses después de mi partida me hizo saber que tendría un hijo mío, no lo hacía sino para enterarme, ya que ella había tomado la opción de tenerlo y criarlo sola, pues bien sabía que las ataduras no iban conmigo y ella tenía deseos de ser madre. Es por eso que no sé cómo pude terminar aquí con Lidia.





“¡Cabrona! No te llevaste las paredes y el techo porque no se puede”.
Voy a tener que ir a comprar un colchón para no pasar la noche sobre el suelo frío.
Ése que ahora tienes, mientras duermas, te va a contar sus historias al oído, cómplice mudo que romperá el silencio; ojalá las sillas, mesas, cojines y los trastes se unan en coro para desquiciarte.

Cuando desperté en el cuarto del hospital aún atarantado por causa de los medicamentos pude percatarme que había gran movimiento en los pasillos del nosocomio, Laura Benítez la actriz quien había sido postulada para ir a Nueva York y actuar en “Cats” se encontraba justo en el cuarto frente al mío.
Esa tarde el doctor entró a la habitación y con un tono adusto me dijo: “Lo que usted tuvo fue un coma diabético, a partir de ahora su estilo de vida tiene que cambiar, debe ser muy disciplinado si quiere que su calidad de vida no se vea afectada...”
Palabras más, palabras menos y en términos médicos que intentan no involucrarse ante la desgracia ajena me dijo que tenía diabetes y que debía llevar una dieta especial, así como la aplicación constante de insulina y una serie de cuidados a los que no estaba familiarizado.
En un momento de vaguedad nuestras miradas coincidieron.
-¿Puedo pasar?
- Sí, adelante, tú eres el chico de enfrente, ¿verdad?
- Así es.
Las sondas intravenosas nos ataban y nos vimos forzados a hacer el amor sólo con la mirada, buscábamos una nueva razón que darle a nuestra existencia; su intento de suicidio y la reciente noticia que tenía diabetes cimbraron nuestras almas identificándonos como dos seres por primera vez vulnerables.
Sólo estuvo una temporada en Nueva York, yo la seguí en mi afán de huir de todo, pero pronto me vi encerrado en mis propias raíces.
Hoy termina un año más, una relación más.
“ Doña Carmen, más tarde le llevaré la cena de Año Nuevo y su despensa mensual”.
“ No le escucho bien, ahora bajo”.
“ No, no tengo con quien pasar el Año Nuevo”.
Su ronroneo y maullido me hicieron detener al cerrar la ventana, nos miramos como dos seres idénticos, separados por un vidrio. Levantó su cola y se fue.
“Bisshito, Bissshito”.

CEGUERA TEMPORAL

Alguien me dijo que todos tenemos un lado oscuro, ahora que lo pienso, me suena más a una frase eufemística para decir que todos llevamos consigo nuestro costal de mierda.
“Quizá debería ir directo al grano y no darle tanto rodeo a esta carta”
“Querido hermano, quiero que sepas que me intenté suicidar porque ya no soportaba más la vida miserable que he llevado al lado de Óscar”
Estos días en el hospital me he visto al otro lado del espejo, esa imagen que procuraba no ver ni siquiera cuando me rasuraba. Podría decir que fui un idiota al beber el anticongelante del auto, podría recriminarme más y más hasta hacerme yo mismo añicos.
“No es algo de lo cual me arrepienta, creo que fue un impulso que ya llevaba gestándose en mí hace años”
Pero no ganaría nada con hacerme incluso desaparecer, eso es algo que quizá esté deseando en este momento Óscar.
“Sin darme cuenta poco a poco fui cediendo de una vejación a otra”
Para él siempre he sido un objeto donde desfogar sus más bajas pasiones, todo comenzó como un juego en el que yo daba las nalgas y el me daba todo, no tenía que preocuparme más por una buena casa, ropa, viajes, diversiones, restaurantes.
“Pasé a ser algo qué mostrar y con quien jugar, otra pertenencia de la cual se dispone como le venga en gana”
Hoy ya no se quien soy ni yo mismo, esa imagen que veo no logro reconocerla. Curiosamente recuerdo que a Óscar le gustaba poner un espejo enfrente mientras me violaba con el puño, me azotaba y me esposaba las manos.
“Quisiera que esta carta no sonara tan cursi y llorona, pero ya ves que la escritura no es mi fuerte”
Él decía que todos los gringos somos pervertidos y por eso me había elegido como pareja.
“Tú mismo me lo presentaste e incluso me advertiste que había llevado una relación extraña con su esposa e hijos”
Nunca tomé en serio sus palabras hasta que mi dignidad supuró pus por los oídos. No escuché más lo que la gente me decía, no sentí y la mierda nubló mi vista.
“Me deslumbró con sus regalos y atenciones, fue fácil creer que sería alguien a su lado”
Siempre he querido ser alguien como tú Horacio, las mujeres te entregan más su amor cuanto más las desprecias. Iluso de mí quise imitar el mismo juego con los hombres y lo único que he ganado es el desprecio a mí mismo.
“Mi juventud era mi única carta en el juego y olvidé que el que paga manda”
Pedazo a pedazo me he ido desmoronando hasta llegar a ser una marioneta que las cuerdas ya no la pueden levantar.
“Supe que viniste a visitarme mientras estaba en terapia intensiva, las enfermeras me dijeron lo preocupado que te veías”
Si se pudiera revertir el tempo como en las películas, volver a empezar o quizá cortar las escenas que nos llevan a un callejón sin salida.
“Pienso en lo mucho que nos hemos distanciado y no se en qué punto dejamos de ser los hermanos que éramos para ser sólo Horacio y Peter, la pareja de Óscar”
Siempre me protegías y veías por mí desde que llegué a este país, me he de haber mal acostumbrado.
“Quizá en la supuesta protección de Óscar quería llevar conmigo la protección que siempre me brindaste”
En estos días he conocido al otro Peter
“Sin darnos cuenta el tiempo ha pasado y nuestras vidas fueron tomando vertientes diferentes”
Ese Peter que permanece oculto en su guarida esperando al acecho.
“Quisiera verte pero aun la vergüenza me detiene incluso para llamarte por teléfono, es por eso que te envío esta misiva, tu hermano Peter”
Para salir y también demostrar su poder como lo hacía Óscar.

CUERDA FLOJA


Los vagones del metro iban atestados de gente y con las prisas olvidé llevar conmigo un libro para mitigar el largo trayecto. “Decídase de una vez por todas a ser un profesionista de calidad, estudie computación e inglés en sólo un año” leía en uno de los anuncios de publicidad pegados en la pared del vagón, la gente subía y bajaba, se arremolinaba. Entre los muslos y las pantorrillas se abría paso un vendedor de calculadoras hechas en China, el calor y el hedor hacían que me adormeciera. El vagón se detuvo abruptamente y fui a estrellarme contra un padre que llevaba a su hija de la mano, fue entonces que recordé a mi propio padre. Desde que enviudó las cosas no han sido fáciles en la familia, él ha pasado a ser una especie de ente en su casa, mi hermana y yo nos hemos distanciado mucho y por cualquier motivo reñimos, al parecer todo nos molesta de la una con la otra. Disfruto mi independencia, aunque hay días en que quisiera que alguien me atendiera ya que parte de mi vida se va en cuidados, laboratorios, medicamentos y terapias, además desde que terminé con Horacio me he sentido un tanto sola.

- Buenas tardes, tengo una cita con el Sr. Federico García.
-¿Cuál es su nombre?
- Clara Moreno
- Pase por acá por favor.
La recepcionista me guió por unos pasillos iluminados por tragaluces y cuyas paredes mostraban “posters” de diversas galerías y exposiciones.
- Sr. Federico, lo busca la señorita Clara Moreno, tiene una cita con usted.
De entre el hombro de la recepcionista vi a un tipo joven casi de mi edad jugando con un lápiz entre sus manos.
- ¡Ah! Sí, qué pase, qué pase.
La oficina era espaciosa y se percibía una esencia acanelada.
- Mucho gusto, señor García.
- Háblame de “tú “ por favor.
- Como gustes.
- Me llamó Jorge Fernández de la Galería “La Paz” para decirme que te echara una mano en la organización de la exposición que van a tener tú y un grupo de escultores.
- Así es, mira realmente lo que necesitamos es que nos ayudes con el asunto de invitar a los medios.
- ¿Para cuándo es la exposición?
- Dentro de un mes
- Estamos en tiempo, déjame tus datos y me pongo en contacto con Jorge para que afinemos todo, ¿sale?
- Me parece perfecto, te dejo entonces mi tarjeta.
Saqué de mi bolso mi cartera y jalé una tarjeta de uno de los compartimentos, para dársela a Federico. El la tomó y se quedó leyendo su contenido.
- Veo que vives en la calle de Marsella.
- Sí ...
- No me digas, dijo con cierta emoción.
Lo miré extrañada
- Justo en esa calle vive mi hermano Agustín. Es más, debe ser el mismo edificio.
- Es un edificio de los cincuenta, con fachada Art Decó.
- Sí claro, uno que tiene un departamento con balcón por piso .
- Ese mismo.
- ¡Ah mira qué chiquito es el mundo! Yo voy muy seguido a visitar a mi hermano, si quieres igual y nos vemos la semana que viene en tu departamento y así no tienes que venir hasta acá.
- Me parece perfecto , de paso ves las esculturas que estoy trabajando para la exposición.
- Sensacional, entonces nos vemos en una semana, te llamo para ponernos de acuerdo. Ha sido un gusto Clara.
- El gusto ha sido mío, con permiso.
Me retiré de la oficina de Federico con el presentimiento de que no sería la última vez que nos veríamos y que algo indescifrable nos uniría.


El ulular de la sirena se iba desvaneciendo a la vez que mi mirada continuaba fija ante aquel balcón, mi cuerpo petrificado semejaba a una de mis esculturas y mi mente había quedado fija en aquel momento tratando de procesar lo que había sucedido.
Esta tarde acababa de hablar con mi hermana Rebeca , con quien siempre acabo de pleito. Colgué el teléfono y me puse a trabajar en una pieza que quiero incluir en mi próxima exposición a la vez que pensaba en los detalles que tenía que afinar con Federico el día de hoy; como las invitaciones, confirmar con la galería y ver con cuánto espacio cuento junto con los demás escultores. En eso estaba cuando salí al balcón a tomar un poco de aire y relajarme, como cosa rara el viento había limpiado el cielo y desde mi balcón se podían ver perfectamente los volcanes, era una vista de esas que se puede apreciar sólo en contados días del año.
No sé si el aire un poco más puro, la sensación de tranquilidad que brinda ver los volcanes, o los medicamentos, pero en especial me sentía con más energía y cómo decirlo, más completa, igual y mis glóbulos rojos impredeciblemente aumentaron, pues en el último conteo que me tomaron el resultado fue bastante bajo. En eso escuché unas voces que venían del balcón de arriba.
- Cabrón ten cuidado, le decía el “Gordo” a Agustín.
- No mames, mejor arregla los cables que ya se atoraron y no alcanza la cámara y chécate el sonido porque voy a empezar a hablar.
- Neto que estás loco, pareces trapecista.
- Pérame voy a empezar mi choro: “Desde una parte de esta inmensa ciudad, nos apostamos a grabar alguno de los delitos que suceden a diario. En este experimento que hacemos, sólo basta tener bien enfocada la cámara, que no dudamos en un rato se dé algún ilícito o evento violento tan común ya en esta ciudad”...

En realidad no presté mucha atención a aquella conversación que escuchaba, ya que mi mente prefirió volar como queriendo salirse de mi cuerpo, este cuerpo que hay días en que parece tan pesado y achacoso. Por fortuna con los últimos medicamentos que he estado tomando las fiebres han desaparecido casi por completo y la posibilidad de que me apliquen una novedosa terapia a base de células madre impedirá la molesta quimioterapia. Los constantes gritos y ruidos del departamento de arriba me hicieron reaccionar, entonces decidí volver a mi labor y no enfrascarme demasiado en la leucemia, lo cual siempre acaba deprimiéndome. Las voces continuaban en el balcón de arriba.
- Mira Gordo, ahí va un caco a abrir un coche.
- A ver, a ver
- Pásame más cable, ya estoy enfocando al pinche ratero, pero no llego... No manches la gente pasa y ni pelan.
- Hijo de su puta madre, velo cabrón con qué facilidad se mete en el coche.
- Gordo, echa un ojo a ver si hay otro cabrón que le esté cuidando las espaldas al pinche caco.
- Sí , ya vi a un guarro en la esquina.
- Déjame y hago un paneo y lo enfocó al cabrón.
- ¡No mames Agustín, ten cuidado!... ¡Agustín!
Decidí entonces continuar con mi trabajo, pasé a la cocina a prepararme un téy limpiar mis espátulas, luego encendí el estéreo y puse un CD de Brahms, ya cuando estaba lijando la pasta de la escultura escuché un golpe seco en el balcón, pensé que se había caído alguna de las macetas colgantes que tengo, en eso vi que había un cuerpo tendido y sangrando en el balcón, no lo podía creer, de dónde calló, cómo fue que llegó ahí, mi cabeza no dejaba de cuestionarse a la vez que mi cuerpo corría en su ayuda.
“ No te muevas, voy a llamar a una ambulancia, pero ¡no te muevas!” ,le dije .
Su mirada llena de terror quedó clavada en la mía.
A los pocos minutos sonó el timbre, era Federico, por el interfono le dije que pasara de inmediato que había sucedió un accidente. Quién iba a decir que el cuerpo de ese muchacho era el hermano de Federico, Agustín.
Federico llamó de inmediato a una ambulancia y tan pronto llegó salieron al hospital.

La sirena se ha dejado de escuchar, todo ha quedado en un silencio casi tangible. Mi cuerpo agotado quiere refugiarse en la inconciencia y mis párpados asemejan dos bloques de concreto, por más que intento no puedo abrirlos, me dejo llevar por el sueño y la fatiga, tengo una sensación como si flotara y a la vez me veo en el aire junto con Agustín, los dos nos reímos mientras observamos como van llegando al borde del balcón Oscar el padre de Agustín, Federico, Peter quien viste de blanco y se apoya en Horacio, uno a uno nos dice adiós con la mano.


Eduardo Sastrías











MUERTE CONGELADA

“No se puede conseguir la paz evadiendo la vida”

Virginia Woolf

- Cierra los ojos y cuenta del diez al cero lentamente- Diez, nueve...- Relájate y sigue contando.- Tres, dos... uno ... ceroMi cuerpo quedaba totalmente relajado, iba entrando en un sopor profundo que me aventaba a un abismo oscuro que por segundos centellaba, los sonidos y las voces iban esfumándose hasta quedar en total quietud y silencio, un cosquilleo subía desde los dedos de mis pies hasta los hombros, luego nada.Comencé los tratamientos que aunque detenían el avance de la enfermedad también destruían a su paso un número importante de células, mi cuerpo a grandes pasos sintió los estragos de las drogas que tenía que consumir para estar vivo, luego vinieron una serie de protocolos de nuevos medicamentos en los que participé, vinieron entonces las quimioterapias ya que había desarrollado leucemia, y finalmente la implantación de células madre, éstas últimas en un principio me hicieron recobrar casi en su totalidad mi energía y ganas de vivir pues mi estado físico se vio reforzado en gran medida, pero al poco tiempo mi sistema inmunológico sucumbió y los virus crearon cepas, la enfermedad se hizo inmune a los tratamientos, como último recurso me recomendaron participar en un nuevo proyecto experimental denominado Criogenia, no lo pensé más, vendí todo lo que poseía y como estaba estipulado en el contrato deposité el dinero en un fideicomiso que pagaría mi sueño helado así como mi eventual despertar. Desde hace años había escuchado sobre esta técnica como algo fantástico que sólo ocurría en las novelas de ciencia ficción, nunca pensé ser parte de ello.Mi enfermedad no parece tener solución y aunque la he mantenido controlada no tengo mucho que esperar, por lo que opté dormir cincuenta años, para entonces habrá una cura que me permita seguir viviendo con plenitud.La muerte es un proceso, no un evento, este proceso lo detendremos por un rato, cerraré mis ojos y cuando despierte habrá pasado una noche de cincuenta años.“Abra sus ojos, Roberto, abra sus ojos”Mi cuerpo comienza a tener cierta sensación aunque está entumecido, mis extremidades frías e inmóviles simulan pertenecer a alguien más, una luz cegadora me obligaba a cerrar de nuevo los ojos, me ponen un visor oscuro para acostumbrarme a la luminosidad de este nuevo día. Me cuesta trabajo entender lo que dicen, salir del sueño profundo resulta ser algo difícil y el letargo invade la recién ganada existencia, la garganta víctima de la resequedad me impide emitir algún sonido.- Apúrense niños que se nos hace tarde...Mamá ¿Vas a ir o te quedas?- Ya voy Bibiana, no encuentro el vestido que compré ayer.- Seguro lo tiraste al “reciclador” con los demás, en el camino compramos otro.- Ajusta la pantalla de tu “visoreloj”, no te veo.- Ya sabes que no me gustan estos aparatos , prefiero nada más hablarte.- Dime si vas a ir para programar el transportador que pase por ti y te lleve al “Geneario”. Ya nos debe estar esperando mi tío Juan Manuel allá.El letargo vence mi conciencia, la realidad no es clara, opto entonces por sumergirme nuevamente en mis recuerdos.“Cuando despiertes te estaremos esperando. Verás que te haremos una fiesta todos reunidos nuevamente”. Me habían dicho antes de mi sueño helado.Seguro estarán todos ahí , ¿Cómo serán? ¿Qué tanto habrán cambiado? ¿Qué mundo nuevo enfrentaré? Quiero abrir los ojos y siento que mis párpados son dos bloques de concreto, mi pecho me presiona cómplice de la gravedad. Bibiana aun era una bebita cuando entré en este sueño congelado, de seguro he de tener más sobrinos nietos... ¿Habrán pasado cincuenta años o igual me han despertado antes? ¿Me dirán que mi enfermedad finalmente tiene cura o despertaré a nuevos e interminables tratamientos?.- ¿Qué pasa doctor?, ¿Por qué no despierta?.- El proceso es un poco lento, recuerde que es un cuerpo congelado por poco más de cincuenta años.- Pero está bien , ¿verdad?- Sí señora, aún falta que lo pasemos a la cámara de regeneración genética donde habrá que ver si responde al tratamiento.- ¿Cuándo sabremos los resultados?- Al entrar el cuerpo en la cámara primero tomamos la información genética del DNA de las células, mismas que tienen la peculiaridad de poseer una memoria propia la cual en un segundo momento reprogramamos al momento en que su tío gozaba de cabal salud.- ¿Y eso no afectará su memoria racional?- En lo más mínimo, su memoria racional permanecerá intacta al momento que lo congelamos, si no responde al tratamiento, lo volveremos a congelar hasta que encontremos otro tipo de cura.Soy un cuerpo detenido en el tiempo, sólo eso un cuerpo que solía atrapar a un alma.¿A dónde habrá volado mi alma en cincuenta años? ¿Habré muerto poco a poco en la memoria de los demás? No quiero abrir los ojos, quiero volver al pasado, el tiempo se detuvo para mi pero no para el mundo, quisiera recuperar mi mundo. Me he auto secuestrado en el tiempo y ahora tendré que enfrentar lo que venga.“Roberto, soy Juan Manuel. Roberto despierta” se escucha a lo lejos, no distingo si esa voz viene a ser producto de mi imaginación o algo real, mi cuerpo tirita, ¿será que he tocado el frío de la muerte o que la vida duele?.“ A ver niños saluden a su tío Roberto”... “Roberto, estoy con Jean y Gerard, son mis nietos, son gemelos como tú” .¿Jean y Gerard, pues dónde estoy? , quisiera poder abrir los ojos para verlos, comprender este sueño que se me confunde con la realidad. Saber qué ha pasado en tanto tiempo. Mi cuerpo ha recobrado el calor, pero la debilidad me aprisiona. Y me vence un nuevo sueño cálido.Un sonido metálico me despierta de aquél profundo sueño, de nuevo una luz invade mis ojos.“ Ha sido todo un éxito, no queda resquicio de enfermedad en este cuerpo, esta misma tarde lo daremos de alta, aprovechamos para modificar en su código genético su adicción al tabaco”Me llevan a un cuarto que tiene una luz especial, muy confortante, y en mis brazos observo varios parches parecidos a cojinetes, luego me han dicho que eso sustituye a lo que en el pasado eran los sueros y demás sondas.La puerta se abre y entra un señor ya mayor , con barba blanca algo calvo y un tanto robusto, parece de unos setenta años.- ¿Qué tal Roberto?Su voz me es conocida pero se me dificulta relacionar esa voz con alguien en mi memoria.- Soy Juan Manuel- ¿Juan Manuel? ¡Uy Dios si qué ha pasado el tiempo!- Ya soy abuelo de cuatro nietos, un par de gemelos de mi hija Maya y dos niñas, una hija de Joshkua y otra hija de mi hijo menor Jofra.- ¿Jofra, qué nombre es ese?-Es la apócope de José Francisco. Mi hija Maya vive en Francia y mandaron a sus gemelos de vacaciones con nosotros este verano...La puerta de la habitación se abre y entran tres muchachos junto con una mujer de cara redonda, medio regordeta, quien viene acompañada por una mujer entrada en años de pelo ensortijado y recogido como viva imagen de principios el siglo XX.La mujer mayor aún con voz jovial me llama por mi nombre.-¿Quién eres? Le pregunto intrigado.- Soy Lourdes tu sobrina y ella es Bibiana mi hija con sus tres hijos.- ¿Qué año es este? ¿Qué edad ya tienes Bibiana? Pregunto aturdido por la sorpresa y la novedad.- Tengo cincuenta años, tenía muchas ganas de conocerte; mi mamá me ha platicado mucho de ti.- ¿Y estos jovencitos?- Son mis hijos “Panterita” que se llama Jacobo como su abuelo, José Ramón y Luis Alberto... A ver niños saluden a su tío.Con cierta incomodidad y corte los jóvenes sólo emiten a coro un “hola”.- ¡Ay qué muchachos tan grandes!, ¿Qué edad tienen?- Jacobo tiene veinticinco, José Ramón veintitrés y Luis Alberto dieciocho.Me cuesta trabajo ubicar la relación con esa familia que he perdido. Nunca vi como creció Bibiana, sus primeros pasos, sus primeras palabras, su vida de niña a adolescente, su matrimonio, sus inquietudes, su vivaz juventud, todo eso sucedió mientras yo dormía. ¿Cuántos niños más habrá en esta familia que nacieron y crecieron durante mi muerte congelada?Mis músculos nuevamente están firmes, mi cuerpo en general se asemeja al de una persona de treinta años, edad en la que me encontraba pleno de salud. Uno a uno van llegando toda esa gente desconocida para mi y se van presentando como el nieto de tal o cual sobrino. Miguel, Andrés, Juan Pablo, Myriam, Patricia, Fernanda, Antonio, Paulina, nombres y nombres, caras nuevas que me son del todo ajenas, y en cuyas vidas yo sólo soy un evento de domingo. ¿Dónde estarán mis hermanos, mis amigos? Mi historia no quedó congelada sino que ha muerto. Me siento un intruso en esta casa que no es mía y mi vida parece tener que volverse a escribir.- Cierra tus ojos Roberto , te hemos preparado una sorpresa. Me dice Juan Manuel.De nuevo he vuelto a cerrar los ojos pensando que todo esto es un sueño y que al abrirlos retomaré mi historia, mis penas, mis dolores, mis sufrimientos y hasta la enfermedad que al fin y al cabo será algo mío.Alguien ha posado en mis piernas un pequeño bulto peludo que se mueve y lame mis manos. No lo puedo creer, mi corazón de nuevo arroja todo un torrente de sangre por mi cuerpo y la piel se me eriza, abro de inmediato los ojos para constatar con una mirada acuosa lo que han puesto en mi regazo.- Ya los puedes abrir- ¡Lola, Lola, Lola, Lola mi amor!” digo sollozando mientras abrazo a mi peludita perra.-Al congelarte pensamos que sería bueno también hacer lo mismo con Lola tu perrita para que al despertar siguieran los dos juntos.Entre ladridos de gusto y sollozos Lola y yo nos volvimos a reunir. Algo de mi pasado ha permanecido para apoyarme. Todo se desvanece y solos quedamos Lola y yo, sin palabras como antes, ella percibe mis pensamientos y sentimientos así como yo los de ella, es tan dulce sentir su lengüita lamiéndome las manos, mi alma ha renacido.Días después Juan Manuel me lleva a reconocer la ciudad, caminamos a través de veredas que separan las grandes extensiones de pasto y árboles, no veo muchas casas, alguno que otro edificio y comercio, casi no hay gente, y el cielo encierra un gran silencio que rompe Juan Manuel.- Tus hermanos decidieron morir cuando la enfermedad les llegó, mi papá murió de un infarto fulminante y mi mamá lo sobrevivió cinco años, había desarrollado un cáncer de colon , por más que le dije que si la congelábamos, ella decía que su tiempo había terminado, qué solo le quitáramos el dolor. Mi tía Raquel murió en un accidente de auto, no sufrió al parecer; mi tío Mariano tuvo una embolia y a los diez días falleció; mi tía Laura fue de las primeras en morir le dio un derrame cerebral mientras cocinaba; mi tía Carla después de que falleció su marido se refugió en una comunidad de aborígenes en Australia y ahí permaneció hasta su muerte practicando la medicina y las artes primitivas y mi tío Arturo fue el último, de hecho estaba indeciso en congelarse y despertar cuando tu fueras descongelado, pero ya estaba igual de viejo que yo, muy achacoso, decía que este mundo ya no era lo que fue, por lo que se fue yendo como pajarito.Mis demás primos y hermanos a excepción de Lourdes se encuentran congelados también, es por eso que sólo conociste a sus hijos y nietos, de hecho hoy en día la gente sólo vive treinta años y se congela para continuar en otro tiempo donde haya cura para casi todas las enfermedades y vacunas contra los nuevos virus que han aparecido.Detrás de los árboles vislumbro algo semejante a mausoleos que se prolongan por todo el camino.- ¿Qué son esos mausoleos? ¿Tanta gente ha muerto?- No, de hecho tú estabas en uno de ellos, ahí ponemos a la gente cuando está ya congelada, son refrigeradores por así decirlo en términos del pasado, les llamamos “NBP’S” que viene de la palabra “Nitro preservers”. La población mayor de treinta años que así lo decide, entra al centro de Criogenia y de ahí pasa a estos lugares.Un holograma de una enfermera se posó frente a Juan Manuel... “Doctor urge su presencia en el hospital, el transportador ya está por usted”- Me tengo que ir. Para regresar sólo toma la misma vereda en sentido opuesto.Al momento baja del cielo una especie de helicóptero sin aspas, Juan Manuel lo aborda y se va dentro de ese vehículo. Lolay yo seguimos nuestro camino hasta encontrar una banca y sentarnos, desde ahí se pueden apreciar todos aquellos mausoleos rodeados de campo.De nuevo el silencio congela la soledad del ambiente, Lola sentadita a mis pies levanta sus orejitas y es entonces que nos quedamos mirando a los ojos.

Eduardo Sastrías