Monday, April 21, 2008


MIS ALTER EGO

Caminaba por la calle en compañía de mis otros “yo” con dirección al norte de la ciudad, en eso se detuvo un autobús y “ellos” me impelieron hacia adentro por la puerta trasera que se cerró tras de mi. Busqué una moneda para pagar el peaje, estaba a punto de dársela a la señora que estaba sentada en el primer asiento junto a la puerta trasera pero decidí ir directo con el chofer. Le entregué una moneda de $5.00 pesos y me dijo “no tengo cambio, le va a salir tan caro como llamada a celular” no entendí la expresión pero moví mis hombros y en eso advertí un asiento desocupado, estaba por ocuparlo cuando el autobús tomaba dirección al sur.
Volví con el chofer y le pregunté hacia donde iba este camión- Al sur cerca de donde usted vivía. Uno de mis otros “yo” me dijo que mejor me sentara y siguiera en el autobús.
Adormilado por el calor y el vaivén del vehículo me desperté al escuchar una especie de explosión. Alguien me dijo que le habían disparado a una persona en la cabeza en un autobús mientras dormía. Quise levantarme y salir de autobús de inmediato pero en eso el chofer me indicó que estábamos próximos a la zona donde vivía cuando era niño, quise bajar pero mi otro yo me dijo que no se podía que tenía que seguir más adelante, nadie me escuchaba, nadie me veía, sólo percibía a mi otro yo, él sabía que yo sufría, estaba ya muy cerca de casa, de mi primera historia de mi infancia, de las tortas de "Don Polo" y junto al tranvía que se había detenido. Le dije a mi otro yo que me llevara a él y abordarlo para regresar, pero tampoco me escuchó. El autobús siguió el camino hacia abajo pasando por unos edificios modernos hoy para mi, desconocidos. Una señora de edad con una bolsa de lona me sonreía, y en esa sonrisa me decía “no te preocupes” vas a llegar. Pero ¿A dónde? Mi otro yo me decía que no estábamos lejos de mi infancia.
El autobús se detuvo abruptamente ya que el camino quedaba cerrado por un rehilete metálico. El chofer bajó y se sentó en una banca a descansar. El Autobús estaba vacío yo nunca estuve ahí.
Eduardo Sastrías