LOS MUERTOS VIVIENTES
Alguna vez se me ocurrió hacer una analogía ante un conocido que
estaba desesperado porque el plomero ya lo había dejado plantado varias
veces, le dije: Los operarios aquí son
como la misma muerte, nunca sabes cuándo y a qué hora llegarán, pero de que llegan,
llegan.
Ya un año que no aporto nada a este blog, claro me he dedicado a
escribir más de trescientos relatos, así que he dejado a un lado mis constantes
aportaciones, pero ante la inminente idea de la muerte tan propia en esta temporada más me vale que
escriba algo antes de que la fría venga y me lleve con ella. De muertos qué puedo decir nada que no haya dicho cada año, no sólo
en este país ensangrentado y con un luto permanente sino en el mundo, que se ha
cubierto de violencia, avaricia y jugadas “maestras” que se llevan poblaciones
enteras en pos de un poco de petróleo. Así es este asunto de la muerte que ella misma
ya vive espantada ahora del hombre,
antes ella era como muy civilizada nacían unos y ella se llevaba otros
pero ahora los extremos no sólo del cambio climático son evidentes sino que
mientras nacen y nacen mocosos productos de una calentura también mueren
millones en un poco rato producto de una “intervención por la paz”, alguna guerra
como todas inventada por unos para su propio beneficio. Pareciera que ahora la muerte va a Costco y
se lleva a la gente por mayoreo, lo más trágico es la manera en que mueren
tanto humano, sin importar si sean mocosos, mujeres o ancianos, todos por igual
y todos por igual tienen el mismo peso, nada que los niños y las mujeres,
mangos el valor de un ser humano no está ni en su género ni en su edad, es
intrínseco a él mismo.
La muerte se ha sentado sólo a esperar que otros le hagan la tarea,
para empezar llamó al diablo y le dijo que si jugaban una partida de ajedrez el
que ganara podía hacer lo que quisiera con los vulnerables humanos que sólo
llevan como halo protector su propio “ego”, al parecer fue el chamuco el que
ganó y más que darles torturas y sufrimientos como podría suponer el lector,
les trastocó los valores, sí aquellos que ya casi nadie sabe pero de los que
todo mundo habla,(“ya no hay valores”, se desgarra una señora las vestiduras al
ver que dos homosexuales se besan) y así uno a uno , el amor, el
agradecimiento, el respeto, la amistad, la bondad, la dignidad, la generosidad ,
la honestidad, la libertad, la paz, la responsabilidad, la solidaridad y la
tolerancia entre otros, fueron cambiados por la camioneta, el estatus, la
fachada, la moda, el nombre de la escuela o universidad, la marca de la ropa,
la comida fastuosa, en fin todo eso que uno ve a diario en el Facebook. Fue así
que el diablo divertidísimo observa como solitos unos a otros nos torturamos,
nos ahorcamos por tener , lo que sea pero que no sea lo que el otro tenga,
tener más que el otro y restregárselo en la cara, hacer sentir al otro un “loser”
como dicen los gringos y que en México somos aún más crueles “fracasado”. Así
es esto del mundo de lo oscurito donde no sólo se pierden vidas, sino que
muchas dejan de tener un significado. La muerte sólo ha podido abrir cada vez
más su saco para echar y echar tanta gente que ni sabe a qué carambas vino a
este mundo matraca, y el chamuco divertidísimo jugando con el ego del ser
humano, su lado más vulnerable. Si la
muerte hubiera ganado esa partida seguro que lo primero que habría hecho es
llevarse el ego de la gente, y entonces poco a poco a su ritmo irse llevando
personas valiosas.
El ser humano se está comiendo a sí mismo, mientras los magnates se
hacen de corporaciones internacionales creando mega monopolios, la gente se
arranca hasta la camisa por alcanzar a tener un empleo, lo de digno y bien
pagado ese es otro boleto, ese es boleto de “palco”, nunca antes el desempleo en el
mundo había alcanzado tales niveles, hoy por hoy el trabajador llega a la
chamba con la zozobra de si será su último día en el trabajo, que por demás
hace por una miseria que no le alcanza y que le obliga a endeudarse con la
tarjeta que le pagará a un banco que lo devorará finalmente, así como
animalitos de laboratorio los patrones manipulan al trabajador y lo despojan de
todo derecho, el que relinche, la misma sociedad lo calificará de revoltoso,
huevón, y no sé cuánto improperio , claro está, como decía los valores se han
trastocado, y un ser humano ya no tiene tanto
valor para otro a menos que “muestre” los nuevos valores antes
mencionados, de ahí que vivimos de la apariencia a tal grado que el ser humano
ha perdido la brújula y se pregunta en la soledad de sus sueños, o de su
ancianidad cuál es el significado de la vida. Muchos , muchísimos mueren a
diario, pero otros han nacido muertos y deambulan por el mundo creyendo que
viven llenándose de moda, nombres, marcas, etiquetas, cosas y más cosas, hasta
que le verdadera muerte llega y se los lleva, ah pero no sin antes tener un
infarto que también significa estatus, pues demuestra que el tipo ha trabajado
muchísimo y se ha puesto en las manos del “mejor” cardiólogo en el mejor
hospital que cuesta a diario lo que treinta familias comen en un año, eso es
estatus, no mamadas diría el infartado, y la esposa no parará de comentar con
su grupo de cualquier cosa que esté de moda, que su marido ha salido de
maravilla y que gracias al gran cardiólogo ahora está como nuevo, mientras que
el sistema de salud a nivel mundial se está desquebrajando y tendiendo a la
privatización que pocos pueden pagar.
Para colmos una vez que la muerte ya se llevó por fin al humano que
vivió de las apariencias llega la Iglesia y ahora resulta que las cenizas sólo
pueden depositarse en urnas o lugares “sagrados” que seguramente constituirán
la nueva pedantería, y motivo de
presunción, no será lo mismo depositar las cenizas en una urnita de cementerio
de pueblo que en una basílica, así de estúpido es el ser humano. Cuando aparece un maestro que saca de la
oscuridad al ciego, lo acaban acribillando. Tendrá alguna salida la humanidad,
o sólo es cuestión de tiempo para que nos acabemos unos a otros y la naturaleza
pueda seguir su cauce natural, ese que tenía antes de que llegara a estropear
todo el ser humano.
Alguna vez se me ocurrió hacer una analogía ante un conocido que
estaba desesperado porque el plomero ya lo había dejado plantado varias
veces, le dije: Los operarios aquí son
como la misma muerte, nunca sabes cuándo y a qué hora llegarán, pero de que llegan,
llegan.
Ya un año que no aporto nada a este blog, claro me he dedicado a
escribir más de trescientos relatos, así que he dejado a un lado mis constantes
aportaciones, pero ante la inminente idea de la muerte tan propia en esta temporada más me vale que
escriba algo antes de que la fría venga y me lleve con ella. De muertos qué puedo decir nada que no haya dicho cada año, no sólo
en este país ensangrentado y con un luto permanente sino en el mundo, que se ha
cubierto de violencia, avaricia y jugadas “maestras” que se llevan poblaciones
enteras en pos de un poco de petróleo. Así es este asunto de la muerte que ella misma
ya vive espantada ahora del hombre,
antes ella era como muy civilizada nacían unos y ella se llevaba otros
pero ahora los extremos no sólo del cambio climático son evidentes sino que
mientras nacen y nacen mocosos productos de una calentura también mueren
millones en un poco rato producto de una “intervención por la paz”, alguna guerra
como todas inventada por unos para su propio beneficio. Pareciera que ahora la muerte va a Costco y
se lleva a la gente por mayoreo, lo más trágico es la manera en que mueren
tanto humano, sin importar si sean mocosos, mujeres o ancianos, todos por igual
y todos por igual tienen el mismo peso, nada que los niños y las mujeres,
mangos el valor de un ser humano no está ni en su género ni en su edad, es
intrínseco a él mismo.
La muerte se ha sentado sólo a esperar que otros le hagan la tarea,
para empezar llamó al diablo y le dijo que si jugaban una partida de ajedrez el
que ganara podía hacer lo que quisiera con los vulnerables humanos que sólo
llevan como halo protector su propio “ego”, al parecer fue el chamuco el que
ganó y más que darles torturas y sufrimientos como podría suponer el lector,
les trastocó los valores, sí aquellos que ya casi nadie sabe pero de los que
todo mundo habla,(“ya no hay valores”, se desgarra una señora las vestiduras al
ver que dos homosexuales se besan) y así uno a uno , el amor, el
agradecimiento, el respeto, la amistad, la bondad, la dignidad, la generosidad ,
la honestidad, la libertad, la paz, la responsabilidad, la solidaridad y la
tolerancia entre otros, fueron cambiados por la camioneta, el estatus, la
fachada, la moda, el nombre de la escuela o universidad, la marca de la ropa,
la comida fastuosa, en fin todo eso que uno ve a diario en el Facebook. Fue así
que el diablo divertidísimo observa como solitos unos a otros nos torturamos,
nos ahorcamos por tener , lo que sea pero que no sea lo que el otro tenga,
tener más que el otro y restregárselo en la cara, hacer sentir al otro un “loser”
como dicen los gringos y que en México somos aún más crueles “fracasado”. Así
es esto del mundo de lo oscurito donde no sólo se pierden vidas, sino que
muchas dejan de tener un significado. La muerte sólo ha podido abrir cada vez
más su saco para echar y echar tanta gente que ni sabe a qué carambas vino a
este mundo matraca, y el chamuco divertidísimo jugando con el ego del ser
humano, su lado más vulnerable. Si la
muerte hubiera ganado esa partida seguro que lo primero que habría hecho es
llevarse el ego de la gente, y entonces poco a poco a su ritmo irse llevando
personas valiosas.
El ser humano se está comiendo a sí mismo, mientras los magnates se
hacen de corporaciones internacionales creando mega monopolios, la gente se
arranca hasta la camisa por alcanzar a tener un empleo, lo de digno y bien
pagado ese es otro boleto, ese es boleto de “palco”, nunca antes el desempleo en el
mundo había alcanzado tales niveles, hoy por hoy el trabajador llega a la
chamba con la zozobra de si será su último día en el trabajo, que por demás
hace por una miseria que no le alcanza y que le obliga a endeudarse con la
tarjeta que le pagará a un banco que lo devorará finalmente, así como
animalitos de laboratorio los patrones manipulan al trabajador y lo despojan de
todo derecho, el que relinche, la misma sociedad lo calificará de revoltoso,
huevón, y no sé cuánto improperio , claro está, como decía los valores se han
trastocado, y un ser humano ya no tiene tanto
valor para otro a menos que “muestre” los nuevos valores antes
mencionados, de ahí que vivimos de la apariencia a tal grado que el ser humano
ha perdido la brújula y se pregunta en la soledad de sus sueños, o de su
ancianidad cuál es el significado de la vida. Muchos , muchísimos mueren a
diario, pero otros han nacido muertos y deambulan por el mundo creyendo que
viven llenándose de moda, nombres, marcas, etiquetas, cosas y más cosas, hasta
que le verdadera muerte llega y se los lleva, ah pero no sin antes tener un
infarto que también significa estatus, pues demuestra que el tipo ha trabajado
muchísimo y se ha puesto en las manos del “mejor” cardiólogo en el mejor
hospital que cuesta a diario lo que treinta familias comen en un año, eso es
estatus, no mamadas diría el infartado, y la esposa no parará de comentar con
su grupo de cualquier cosa que esté de moda, que su marido ha salido de
maravilla y que gracias al gran cardiólogo ahora está como nuevo, mientras que
el sistema de salud a nivel mundial se está desquebrajando y tendiendo a la
privatización que pocos pueden pagar.
Para colmos una vez que la muerte ya se llevó por fin al humano que
vivió de las apariencias llega la Iglesia y ahora resulta que las cenizas sólo
pueden depositarse en urnas o lugares “sagrados” que seguramente constituirán
la nueva pedantería, y motivo de
presunción, no será lo mismo depositar las cenizas en una urnita de cementerio
de pueblo que en una basílica, así de estúpido es el ser humano. Cuando aparece un maestro que saca de la
oscuridad al ciego, lo acaban acribillando. Tendrá alguna salida la humanidad,
o sólo es cuestión de tiempo para que nos acabemos unos a otros y la naturaleza
pueda seguir su cauce natural, ese que tenía antes de que llegara a estropear
todo el ser humano.
Edu Sast
Edu Sast