ALZHEIMER
Y en el
principio ya era la palabra,
y la palabra
lo llenó todo.
Hasta que una
a una se fue esfumando,
y se quedó
sin la palabra.
Cada una voló a ese limbo
donde van a
dar las cosas
y todas las palabras perdidas.
Ellas yacen acurrucadas
muertas de frío
esperando que
alguien las encuentre.
Quedaron en
la más profunda oscuridad
donde el
silencio las acompaña y las lame.
Allá afuera
los objetos y las personas
deambulan
como fantasmas sin nombre.
Los
instintos brincan y se desmayan
el cuerpo
ha perdido su guía.
Y el verbo era
con Dios,
pero la
palabra lo ha abandonado.
Eduardo Sastrías