ENTRE DOS REINOS
En un
recóndito lugar del universo se juntaron la Distancia y La Fantasía, ellas eran
dos reinas de una misma galaxia, estaban hartas de gobernar juntas y querían
separase para formar sus propios dominios, había un cinturón magnético que no
les permitía separarse y veían atónitas que entre más crecía la Distancia, la
Fantasía se llenaba de luz, llamaron a los sabios del cosmos quienes en una
mesa redonda discutieron cómo podrían separarse estas dos reinas sin llegar a
un acuerdo, hasta que uno de los pajes se armó de valor y se atrevió a hablar
frente a tanto erudito, diciendo que el
había escuchado que en algún lugar del universo moraba guardada en una cueva
una espada, los sabios no entendían, pues no habían mencionado ninguna lucha ni
la guerra, fue entonces que el paje les
explicó que aquella espada era conocida como “Realidad” y que su filo era tan fino que de un tajo podía cortar hasta un planeta, si
se pudiera traer entonces las reinas Distancia y Fantasía se podrían separar
definitivamente.
Al escuchar
la noticia ambas reinas mandaron a todas sus huestes a recorrer el universo en
busca de aquella espada mágica llamada “Realidad , y fue en un planeta seco,
árido y sin vida donde encontraron la cueva donde brillaba la valiosa espada,
con todo cuidado fue transportada y presentada ante las dos reinas, el problema
era quién blandiría la espada para
separar de tajo a las dos reinas. Nadie se atrevía ya que era tan elevada la
devoción a sus reinas que el sólo hecho de levantar la espada contra ellas les
parecía una blasfemia. Fue entonces que el gran señor de la luz y la oscuridad,
el Maestro de los opuestos se hizo presente y dijo que él era experto en el uso
de aquella espada, todos quedaron atónitos al ver cómo, sin que le temblara la
mano, empuñaba la hoja y con un certero movimiento separaba de tajo a las dos
reinas. Los súbditos de “Distancia” y “Fantasía”
comenzaron a gritar vítores ante tal acontecimiento, cuando de repente, ante sus ojos veían que sus otroras reinas se esfumaban
quedando en nada, en sólo en montón de
arena que volaba a aquél planeta sin vida donde pertenecía la espada.
Eduardo Sastrías